Acercar la biología molecular a la docencia de forma simple y divertida y despertar vocaciones científicas en estudiantes, entre otros fines, se propuso "Manos a la Ciencia", un taller que ideó la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) como hub para América Latina de la Red Reclone, la red para el acceso a reactivos de biología molecular, biotecnología e ingeniería genética.
De la formación participaron docentes de nivel secundario de la provincia interesados en incorporar la biotecnología y la ciencia abierta en sus prácticas pedagógicas. A través de sesiones prácticas, se abordaron técnicas como extracción de ADN, PCR y electroforesis utilizando enfoques abiertos y accesibles.
La idea fue acercar técnicas de biología molecular a la docencia mediante experiencias simples, didácticas y de alto impacto pedagógico.
"Han venido profesores de escuelas de la Universidad y todo el territorio provincial. Les enseñamos cómo fabricar o cómo utilizar reactivos provenientes de ciencia abierta, que son de muy bajo costo y simples, para estudiar qué es un gen, cómo funciona y cómo se puede estudiar. En esta oportunidad, lo que vimos es un gen que tiene variantes y según la variante que la persona tenga, percibe o no el sabor amargo de algunas sustancias. La idea es que los jóvenes puedan realizar estos experimentos y testearse qué gen tienen, qué variante del gen tienen y hacer la correspondencia probando la sustancia", sostuvo Teresa Damiani, secretaria de Investigación, Internacionales y Posgrado del Rectorado.
"Creemos que el hacer ciencia en forma práctica es lo que estimula realmente las vocaciones científicas y la Universidad Nacional de Cuyo apoya en todo sentido la enseñanza de la ciencia en todos sus niveles", agregó la funcionaria.
El taller
Se exploró cómo una pequeña variación genética puede influir en algo tan cotidiano como el sentido del gusto. Las células gustativas están organizadas en papilas distribuidas a lo largo de la lengua, el paladar blando y la faringe, y permiten reconocer cinco sabores básicos: dulce, salado, ácido, umami y amargo. Entre ellos, el amargo es uno de los más estudiados debido a su papel en la detección de compuestos potencialmente tóxicos. El gen responsable de la percepción de ciertos sabores amargos (gen llamado TAS2R38) presenta variantes que determinan si una persona percibe intensamente, de manera intermedia o no percibe el sabor de ciertos compuestos.
A través de esta práctica, los participantes pudieron realizar el proceso completo: desde la extracción de ADN a partir de saliva, análisis del gen del sabor amargo mediante técnicas moleculares como la PCR, y finalmente la visualización de los resultados en
gel de agarosa. De esta manera, se estableció un puente entre la teoría genética y la experiencia personal de cada individuo, mostrando de manera tangible cómo la biología molecular ayuda a comprender la diversidad humana.
Impacto local: cada docente que se capacitó podrá multiplicar lo aprendido con cientos de alumnos.
La voz de los docentes
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Mirta Mendoza: "Soy ingeniera egresada de la UNCUYO, y actualmente soy docente de la Escuela 4018 Técnica Industrial y Minera de Malargüe. Estamos participando en esta interesante capacitación donde nos van a proveer de herramientas para trasladarlas a nuestros alumnos en las escuelas secundarias".
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David Buenanueva: "Soy el coordinador del área de Biología en la Escuela de Comercio Martín Zapata, y estoy muy interesado en que podamos generar un nexo con esta posibilidad que nos brinda la Universidad, y a través de este nodo de intercambio y de investigaciones, para poder generar en nuestros estudiantes el entusiasmo de despertar vocaciones de investigación en ciencia, que es la razón de ser de nuestra profesión, la docencia.
- Silvina Montevero: "Soy profesora del Liceo Agrícola. Agradezco esta oportunidad al equipo organizador por ofrecer estos espacios tan relevantes de capacitación y de reflexión. Estamos muy agradecidas".