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Prevención de COVID-19: capacitaron en el control de la calidad del aire con medidores caseros

A través de una charla por videoconferencia, investigadores del Instituto Balseiro mostraron y explicaron equipos para evaluar la calidad de renovación de aire en ambientes cerrados y así prevenir contagios de COVID-19. Participaron docentes y estudiantes de escuelas técnicas de Río Negro.

15 de julio de 2021, 15:14.

imagen Prevención de COVID-19: capacitaron en el control de la calidad del aire con medidores caseros

Capacitaron en el control de la calidad del aire con medidores caseros.

El Instituto de la UNCUYO ideó un encuentro virtual sobre la necesidad de ventilar espacios cerrados como medida de prevención de la transmisión de COVID-19 y el destacado aporte que pueden ofrecer los medidores de dióxido de carbono (CO2) en esta tarea.

Además, se presentó un modelo de estos aparatos que fue fabricado y probado por investigadores y docentes del Instituto Balseiro (IB) y que pueden ser diseñados por estudiantes de escuelas técnicas. Se trata de una tecnología que facilita la estimación de cuánto deben estar abiertas puertas y ventanas.

La actividad estuvo dirigida a docentes y alumnos de escuelas técnicas de Río Negro, y durante el evento se habló sobre la posibilidad de realizar un esfuerzo conjunto para generar una fabricación masiva de medidores de dióxido de carbono. El video de la charla se puede ver en el canal de YouTube del Instituto Balseiro.

La idea principal de la iniciativa fue ofrecer un aporte a la sociedad difundiendo la importancia de la ventilación adecuada de espacios cerrados, la utilidad de los medidores de dióxido de carbono y facilitar a escuelas técnicas las instrucciones para la fabricación de estos dispositivos.

El uso de estos medidores permite evaluar la calidad de renovación de aire en un espacio cerrado y, en función de esto, cuán amplias deben ser las aperturas de puertas y ventanas –tema relevante en invierno-. Además, resulta ser una guía para calcular el aforo adecuado de espacios cerrados, ventilados, con distancia y uso de barbijo, según se informó en la capacitación.

El orador principal fue el Alejandro B. Kolton, docente del Instituto Balseiro e investigador del CONICET, quien optimizó el diseño de estos medidores de fácil fabricación junto a Eduardo Jagla y Pierre Arneodo Larochette.

Se inscribieron docentes y alumnos de 14 escuelas técnicas, provenientes de 9 localidades de Río Negro: Bariloche, Catriel, Cinco Saltos, Cipolletti, Ing. Jacobacci, Río Colorado, San Antonio Oeste, Sierra Grande y Villa Regina. Participaron 85 personas, en forma activa, realizando preguntas y comentarios.

Organizó la secretaría de Extensión y Cultura Científica (SEyCC) del IB (CNEA-UNCUYO), en colaboración con la Dirección de Educación Técnica y Formación Profesional del Ministerio de Educación y DD.HH. de la Provincia.

Medir para una mejor prevención

Durante la charla, Kolton explicó cómo los aerosoles (pequeñísimas partículas que se expulsan al respirar, hablar, cantar) permanecen “flotando” en el aire por varias horas y pueden trasladarse. Si estas partículas son emitidas por una persona infectada, pueden contagiar a otras en cualquier espacio y principalmente en ambientes cerrados. Por eso, destacó la importancia de averiguar cuál es la ventilación adecuada para estos ambientes y señaló que los medidores de dióxido de carbono son una “forma de evaluar la calidad del aire sin hacerlo a ciegas”.

El investigador, además, señaló en relación a las aulas de una escuela, aunque destacando que se puede aplicar a cualquier espacio cerrado, que medir (la concentración de dióxido de carbono) “siempre viene bien” porque lo que se evalúa como ventilación adecuada en un aula puede no funcionar en otra.

Esto se debe a que un recambio adecuado del aire depende de la arquitectura del lugar, la cantidad de gente presente y la actividad que realicen. Mientras que la efectividad de las medidas también se relacionan con la necesidad de uso del barbijo, la distancia social y el tiempo de permanencia en el lugar. Así, destacó la importancia del “factor tiempo”, cuanto más se pasa en un ambiente cerrado, por más que se tomen todas las medidas de prevención, más aumenta el riesgo de contagio.

Luego de explicar los detalles de fabricación del medidor de dióxido de carbono probado por los docentes del IB, Kolton destacó que el equipo es de bajo costo comparado con aquellos que se ofrecen en el mercado. Además, advirtió que, si se desea comprar el dispositivo o fabricarlo, es fundamental verificar que la tecnología de los sensores sea de un tipo denominado NDIR, ya que, ante la gran demanda, se están ofreciendo otras tecnologías que no son realmente efectivas o sencillas de usar.

Para finalizar, el investigador destacó que visualiza la posibilidad de que estos equipos se puedan realizar en escuelas y utilizar para evaluar la calidad del aire en diversos lugares como comercios o casas (ya que el medidor es portable) y que, eventualmente, puede resultar útil para emprendimientos de fabricación privados, como ocurre ya en varias provincias del país.

El docente ofreció además el link para acceder en forma gratuita al repositorio con toda la información necesaria sobre el tema abordado, y las especificaciones para la fabricación de los medidores, que cuenta con contactos para realizar consultas.

Proyecto conjunto

En el encuentro estuvieron presentes el director del Instituto Balseiro, Mariano Cantero; la secretaria de Extensión y Cultura Científica de la institución, Patricia Mateos; y el representante de la dirección de Escuelas Técnicas de la Provincia, Damián Romano. Las autoridades resaltaron la importancia de esta reunión, que refleja el interés por parte de las escuelas técnicas en fabricar estos medidores, lo que puede llevar a un esfuerzo conjunto para el desarrollo de los equipos.

Cantero indicó que sería oportuno buscar financiamiento o soporte de algún organismo para la compra de insumos. A su vez, Romano destacó “la posibilidad de realizar prácticas profesionalizantes en torno a la fabricación y evaluación de Medidores de dióxido de carbono en distintas escuelas técnicas distribuidas a lo largo y ancho de la Provincia”.

Al respecto, Mateos enfatizó: “Estamos muy conformes con esta actividad que nos sitúa en diálogo con esta comunidad educativa, ya que permite promover la apropiación de una tecnología para facilitar su distribución en el territorio provincial y visibiliza la oportunidad que se nos presenta para que estos equipos puedan estar accesibles para muchas personas”.

Asimismo, la secretaria de Extensión y Cultura Científica de IB subrayó que la ventilación de lugares cerrados “en lo posible debe ser cruzada, distribuida, continua y medida”. Y agregó: “Medir la calidad del aire en un ambiente es muy importante en la prevención de COVID-19 y permite tener una pauta de cuánto es necesario abrir ventanas y puertas. Es útil para cualquier espacio, tal como aulas, comercios, bares o colectivos y micros”.

Y añadió: “Por último, me gustaría señalar que los detectores de monóxido de carbono no son los mismos que los medidores de dióxido de carbono presentados en esta charla. Se trata de dos gases diferentes con distintos niveles de peligrosidad. Los de monóxido de carbono no sirven para evaluar la calidad de renovación del aire”.

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