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La Nación: Acercar la escuela al trabajo

La académica de Educación propone una transición armoniosa

09 de diciembre de 2004, 12:42.

Casi toda la población joven ha estudiado o está estudiando y una gran mayoría trabaja o aspira a hacerlo. Sin embargo, el sistema educativo y el productivo desarrollan sus actividades con poco intercambio entre sí. Los que pagan por eso son los jóvenes que salen de la escuela y entran en el mundo del trabajo, experimentando un salto en el vacío. Cada ámbito tiene su dinámica, pero urge una mayor interacción. Hay objetivos que podrían colaborar en construir ese puente. En lo escolar:

1. Que el aprendizaje y la socialización primen sobre la \"contención\"; que los esfuerzos se dirijan a que los alumnos aprendan y adquieran normas de convivencia y autonomía.

2. Que la educación formal se dirija a la adquisición de competencias, como la capacidad para resolver problemas aplicando conocimientos y asumiendo responsabilidades.

3. Que la escuela, es especial la secundaria, antesala del mundo del trabajo para muchos adolescentes, tenga posibilidades de perfeccionarse como institución, con dirigentes capaces, profesores motivados, alumnos conscientes de su futuro y objetivos realistas.

En lo productivo:

1. Que la empresa dialogue con la escuela sobre las habilidades básicas, y competencias técnicas exigidas a los egresados. La capacitación específica es una tarea posterior que se construye sobre esa base.

2. Que la empresa piense en el largo plazo.

3. Que las políticas empresariales en recursos humanos no se centren sólo en los niveles superiores y ejecutivos, sino que tengan en cuenta a los trabajadores. Para lograr estos objetivos se propone: la evaluación de los resultados escolares no sólo en la adquisición de habilidades y conocimientos medida por un test, sino por la información sobre la performance posescolar de sus egresados. El perfeccionamiento de los mecanismos en el nombramiento de directores y docentes privilegiando la calidad y el trabajo en equipo sobre la antigüedad. La concientización de padres y alumnos sobre la vulnerabilidad de las credenciales educativas que no estén basadas en el aprendizaje real (sin un título secundario no se puede hacer nada, pero con un título sin competencias tampoco). Se sugieren las siguientes medidas, ya aplicadas en el país y en el exterior: diseñar un examen voluntario para evaluar el aprendizaje de habilidades y competencias al terminar la educación secundaria. Sin dicha evaluación la credencial tiene escaso valor para el mercado de trabajo o la universidad. Promover las alianzas escuela-empresa fomentando actividades comunes con fines educativos monitoreadas desde ambas organizaciones: pasantías de alumnos, planes de alternancia y estadías de docentes en empresas. Revivir las escuelas técnicas, que cumplieron un importante rol en la articulación entre la educación y el mundo del trabajo, pero hoy son víctimas de la crisis educativa y laboral. Hay en ellas iniciativas de actualización tecnológica y renovación institucional que merecen ser apoyadas. Los obstáculos son muchos: el deterioro de la institución escolar, la pobreza, el desempleo y la desvalorización del trabajo, la crisis de la familia y la destrucción de la movilidad ascendente que era un móvil para la adquisición de mayores niveles de instrucción.

La observación de la vida escolar muestra proyectos en marcha que permiten imaginar un futuro mejor.

Por María Antonia Gallart, Para LA NACION

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