Energía y transiciones: voces y diferentes miradas desde las UNCUYO fue el nombre del conversatorio en el que Aleida Azamar Alonso presentó su libro El multicolor de la energía: desafíos, oportunidades para la transición energética.
Estuvo acompañada por Gabriela Luque, directora del Instituto de Ciencias Ambientales y a cargo del Programa de Sostenibilidad de la UNCUYO, Flavia Filippini: decana de la Facultad de Ciencias Agrarias y directora del Doctorado en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sustentable; Eva Rodríguez Agüero, directora del Instituto de Estudios de Género y Mujeres de la UNCUYO y Belén Levantino, miembro del Centro de Estudios e Investigación de Políticas Ambientales y Cambio Climático "Edgardo Díaz Araujo".
Azamar Alonso es doctora en economía internacional y desarrollo, y profesora investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana. En su libro presenta un análisis exhaustivo sobre el papel crucial de la energía en el desarrollo humano y la necesidad urgente de una transición energética debido a los impactos del cambio climático. En seis capítulos - que fueron presentados por las invitadas al conversatorio- la escritora recorre el contexto mundial de la energía, la historia de las transiciones energética de la humanidad, la otra mirada que tienen estas transiciones, los minerales que implica el proceso. También destinó un espacio para comprender el tablero geopolítico de las disputas de recursos naturales estratégicos y los otros costos que tiene la transición energética.
Pensar la energía multicolor
La autora explicó que el título de la obra “El multicolor de la energía. Desafíos y oportunidades para la transición energética” apunta a cuestionar la idea que se ha instalado en cuanto al impacto que se genera en la transición energética. "Las nuevas energías de transición energética no son solo verdes, también son rojas, principalmente porque hay mucha criminalización de la protesta, asesinatos de defensores o gente que tiene que trabajar con explotación. Asimismo, el hecho de que se siga pensando como energía verde al gas cuando está contaminando y cuando es un combustible fósil que también tiene fugas, para mí podría ser un gris. Y también hay negro, pues seguimos pensando en petróleo, se sigue extrayendo petróleo, un combustible que se utiliza para muchísimas cosas. El 84% de la matriz energética mundial es de combustibles fósiles".
"Las energías tienen muchos colores, y solamente se les quiere hacer un lavado diciendo que son verdes, que son sustentables para ir sumando cada vez más y nuevas tecnologías a nuestra matriz energética", enfatizó la especialista.
En ese sentido, explicó que si bien las energías renovables, como su nombre lo indican, se renuevan, no significa que para generarlas no se contamine. “Por ejemplo, si pensamos en la energía solar o la energía eólica, para construir una celda solar o un panel solar se requiere extraer minerales. Minerales que están obviamente en el suelo y que además también necesitas agua, necesitas concreto, necesitas diversas cosas. Entonces se puede ver que no son energías tan limpias” detalló la especialista mexicana.
A partir de esa mirada, Azamar Alonso explica que más que una transición energética, existe una acumulación energética. En lugar de sustituir los combustibles contaminantes, se han sumado nuevas formas de producción a la matriz existente.
Y en ese proceso de nuevas tecnologías renovables también se generan otros perjuicios. “Por ejemplo, con la biomasa podemos ver que estamos utilizando distintos alimentos para generar biocombustibles y nos estamos quedando sin alimento. Estamos extrayendo de ciertos territorios alimentos que son fundamentales para nuestra dieta y con ello nuestro balance energético como humano lo estamos utilizando para tener un combustible”, reflexionó Azamar Alonso.
El libro advierte sobre los diferentes costos de la implementación de las llamadas energías verdes.
Limitar el crecimiento
Ante el complejo panorama que estamos atravesando, Azamar Alonso explicó que es necesario entender todas las implicancias y pensar en limitar el crecimiento desmedido. “Por ejemplo, si nosotros miramos las zonas más mineras en todo el mundo, resulta que son zonas muy ricas en bienes naturales en minerales o en petróleo o en gas, pero también son zonas muy contaminadas,que no han salido de la pobreza, zonas que no tienen calidad de vida, que a veces no tienen ni siquiera drenaje, no tienen alcantarillado no tienen educación, entonces eso de crecer, hay que repensarlo, ¿crecer para qué? ¿Para quién? ¿Quiénes son realmente los que crecen?”, planteó de forma crítica la escritora.
En ese contexto, para la autora resulta clave informar y escuchar a las comunidades involucradas. “Preguntarles si realmente ellos están dispuestos a tener este tipo de extracción, contándoles ventajas y desventajas. Y no solamente preguntarles, sino que estén en todo el proceso. Y si deciden hacerlo, pues pensar en ese tipo de extractivismo a menor escala y disminuyendo los límites al crecimiento”.
“No podemos crecer así de una forma salvaje, porque entonces nos llevamos a todo el ecosistema, a todas las personas, nos llevamos a todos los animales también. Entonces pensar que si no abonamos ahora y no modificamos nuestro sistema productivo, pues vamos a dejar de existir tal cual”.
La especialista fue comentando y contestando preguntas de cada uno de los capítulos de su libro.
El lugar de la educación
Azamar Alonso también habló de la importancia de que estos temas se puedan discutir en la Universidad y consideró clave que los estudiantes conozcan qué está sucediendo en el tema energético, pero no solamente la energía como una tecnología, o la energía como algo nuevo, sino la energía como algo social, como algo cultural, como algo patrimonial y como algo que debe ser colectivo. "Entre todos tenemos que tener preocupación por los demás, por el planeta y por todo lo que vivimos y que es un tema, me parece que es transversal, que nos atraviesa a todos porque todos utilizamos energía de mayor o menor medida y si se nos acaba, pues se nos acaba para todos”, resaltó la escritora.
Para cerrar la autora dejo una reflexión sobre el riesgo que se corre si no empezamos a generar acciones reales que atiendan a esta problemática.
“El planeta va a seguir existiendo, los que no vamos a estar somos nosotros. Estamos en la sexta era geológica, hemos pasado desde animales que venían del agua, dinosaurios y demás, hasta nosotros, y al final el planeta se recompone, de otra forma quizá, pero se recompone, nosotros no, nosotros vamos a dejar de existir".