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Con voces de referentes, la UNCUYO dialoga sobre los temas significativos

Bajo la consigna del respeto, el cuidado del otro, la tolerancia y la cultura del encuentro, la Universidad inauguró un espacio para debatir los problemas de la ciudadanía desde una mirada crítica e interdisciplinaria tratando de aportar soluciones. José Octavio Bordón, Aída Kemelmajer, Marcelo de Benedictis y Gustavo Zonana integraron este primer panel que moderó el vicerrector Gabriel Fidel.

11 de octubre de 2023, 12:21.

imagen Con voces de referentes, la UNCUYO dialoga sobre los temas significativos

En estas instancias de reflexión plural participan referentes de la academia, la ciencia, las organizaciones de la sociedad civil, funcionarios públicos, etc.

“La Universidad es el ámbito neutral donde se pueden escuchar y expresar todas las voces. La idea es convocar a referentes no sólo académicos, sino de las instituciones y los gobiernos y como en muchos casos hay posiciones tan distantes la cuestión es lograr conocer las distintas opiniones y ojalá construir soluciones”, dijo la rectora Esther Sanchez en la apertura del Espacio de diálogo que impulsa la Universidad Nacional de Cuyo con el objetivo de tratar los problemas relevantes que inquietan a la sociedad y que es necesario resolver.

La casa de estudios lleva adelante esta propuesta con la convicción de que es necesario promover la cultura del encuentro. “No se puede entender lo que no se conoce y si tenemos diversas situaciones, temas, problemas a resolver, es muy difícil hacerlo si nos mantenemos en las posturas extremas. La idea es reunirnos en un espacio donde cada uno pueda saber qué es lo que piensa el otro y cuáles son los fundamentos. Sin lugar a dudas que si lo ponemos en común vamos a poder construir algo en conjunto con buenos resultados y ojalá con soluciones a problemas de nuestra sociedad”, afirmó la Rectora. 

Sanchez destacó que se está cumpliendo con un mandato del Estatuto Universitario que fija como rol de la Universidad el involucrarse con la sociedad en el logro del bien común, en la construcción de la ciudadanía y en el desarrollo socialmente justo, ambientalmente sostenible y territorialmente equilibrado.

"Estamos convencidos que sólo en el fomento de la tolerancia, el pluralismo, la igualdad y la no discriminación podremos cultivar una sociedad más justa, pacífica e inclusiva", enfatizó la Rectora. Además, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, describió al diálogo como transformador de las relaciones humanas para generar nuevas capacidades humanas y políticas para resolver problemas. “No se trata de negociar acá, sino de dialogar y ojalá de construir propuestas de solución a los problemas significativos de la sociedad. Nuestro desafío como comunidad mundial y como sociedad es buscar el diálogo para una convivencia pacífica. Y para ello es imprescindible escuchar, respetar las diferencias y encontrar espacios de convergencia", concluyó Sanchez. 

En su función de moderador, el vicerrector Gabriel Fidel ofreció detalles operativos y subrayó el espíritu del encuentro: "Hoy ustedes tienen un panel, pero la idea de este espacio no se agota en un panel ni una serie de charlas, sino que va a ser un espacio de participación permanente, un espacio dinámico. Y para la comunicación vamos a contar con una plataforma tecnológica que nos va a permitir que las personas, instituciones, estados y demás puedan utilizar este método del diálogo como forma de encontrar soluciones a las problemáticas que tenemos".

Si bien existe una agenda de temas hasta fin de año, el compromiso es que la misma esté abierta a lo que proponga la comunidad. "Con la Rectora nos comprometimos a un ida y vuelta con la sociedad para que podamos encontrar las soluciones que tanto necesitamos", apuntó Fidel. 

El Vicerrector concluyó su intervención aclarando que la intención de este primer encuentro era ofrecer un marco conceptual, un marco teórico. Para lograr este cometido, y reflexionar sobre diálogo, respeto y tolerancia, fueron invitados el exgobernador de Mendoza, José Octavio Bordón, la exjueza de la Suprema Corte de Justicia, Aída Kemelmajer, el delegado episcopal para la pastoral social, Marcelo de Benedictis, y el decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Gustavo Zonana.

Las voces del panel

  • José Octavio Bordón, sociólogo, diplomático, docente universitario y ex legislador nacional

Cómo dialogan la república y la democracia: “La separación o el balance de poderes, como yo prefiero llamarlo, es para construir una democracia republicana y una república democrática. Este es un diálogo que necesitamos entender entre la palabra democracia y su sentido, y la palabra república, porque tenemos demasiados demócratas que desechan y le tienen desconfianza a la república, y también nos sobran los republicanos que dicen ser republicanos, pero le tienen miedo a la democracia”.

El origen del diálogo: “La palabra diálogo no digo que se inicia, pero toma una forma distinta con la democracia en Grecia, con sus características y el surgimiento de esa polis, que tiene un sentido de horizontalidad, a veces puede ser de igualdad, pero al menos es de similitud”.

Dialogar para enriquecernos: “Es muy difícil dialogar, si uno no escucha, pero no solamente si uno no escucha intelectualmente, sino si uno no escucha con empatía, con la alegría de que el otro ha dicho algo que a uno le gustó. Esto enriquece el diálogo”. 

Un destino común: “Estamos acá conversando, tenemos un destino común que es tratar de ayudar a que en cosas concretas se genere el diálogo y que sea un buen punto de partida”. 

Sin prejuicios ni sectarismos: “Hay que estar muy armado de valores y convicciones para poder escuchar y dialogar, pero al mismo tiempo muy desarmado de prejuicios y de sectarismo. Uno no puede dialogar constructivamente si no tiene valores y convicciones. Pero si eso nos lleva al prejuicio y al sectarismo, tampoco podemos dialogar. Por eso, hay que dialogar entre la capacidad de tener convicciones y la capacidad de saber que el otro también tiene convicciones, a ver, ¿cómo me encuentro? Ese encuentro no es para decir, bueno, sí, lo entendí, sino empático, sentido, con contenido, con proximidad, con fraternidad”.

Optimismo realista y empático: "Hay que superar también el diálogo al pesimismo trágico frente a las tremendas incertidumbres y desesperanzas globales, regionales y nacionales, pero también evitar el optimismo ingenuo, porque nos lleva al desánimo o al fracaso. No estamos ni condenados al fracaso ni condenados al éxito. Y esto nos lleva a tener un optimismo realista y empático".

  • Aída Kemelmajer, jurista y premio a Konex de Brillante, doctora honoris causa de universidades francesas y latinoamericanas, entre ellas la UNCUYO

El binarismo del derecho tradicional: “Parecería que el derecho es el mundo del diálogo, pero las cosas no son así. El derecho tradicional generó falta de diálogo, porque se movió bajo algo que yo llamo el binarismo: se es hombre o se es mujer, se es mayor o se es menor, se es capaz o se es incapaz, se está en el ámbito del derecho público o en el derecho privado, y todo era así”. 

Las nuevas categorías: “Afortunadamente vivimos en este tiempo, y nos dimos cuenta que las cosas no son así, y que el derecho tenía que responder a la realidad, que es muy diversa, y que si bien es cierto que estas categorías existen, también de la realidad hay que recoger otras. Entonces, empezamos a reconocer a las personas intersex, empezamos a darnos cuenta que los niños no tienen todos la misma madurez y que existe una autonomía progresiva, que hay sectores que requieren mayor protección, aunque sea el derecho privado como el derecho de los consumidores”. 

El derecho moderno: “Empezamos a hacer un derecho más razonable, un derecho menos binario, un derecho que se muestra menos en los extremos, pero que va recogiendo toda esta diversidad de la vida y se maneja más con el péndulo de Foucault que va en círculo extendiendo las razones que podemos ir dándonos. Es la idea que toma el derecho moderno de los derechos humanos”.

Nuevas palabras: “Hoy hablamos del derecho de vulnerabilidades, una palabra que no existía hasta mediados del siglo pasado. Hablamos de personas que necesitan mayor protección que otras, y hablamos de dignidad, una palabra que no estaba en los códigos tradicionales, y hoy sí se habla. Y hablamos de socioafectividad para marcar características en la filiación. Hoy el derecho, con esta visión más multifacética, que responde más a la realidad y menos al binarismo tradicional, empieza ahora sí a ser un elemento que realmente resuelva los conflictos, no desde estos extremos que marcábamos antes”. 

Elegir las batallas: "En un mundo tan complejo como el que nos toca, no se puede luchar contra todas las desigualdades. No se puede luchar contra todas las injusticias. Aprendí que hay que saber qué batallas dar en la vida porque no tenemos ni tiempo ni fuerza para darlas a todas”.

Juridizar los conflictos: “Para dar las batallas hay que estudiar; tengo que elegir la estrategia para dar esa batalla por otras vías que no son la del conflicto. Y como yo vengo de lo jurídico, tengo que decir que no se puede judicializar, no se puede juridizar todos los conflictos. En la sociedad hay conflictos que no son jurídicos y tienen que ser resueltos de otra manera”. 

La persona en el centro: “Ninguna persona es una isla, por eso con cada persona que salvamos estamos salvando al mundo y que en cada destrucción estamos también destruyendo porque la persona es el centro del ordenamiento jurídico”.

El papel de los líderes: “Los grandes líderes son grandes líderes aunque no entren en la tierra prometida, aunque la resolución que dieron en determinado momento después el mundo no lo haya seguido, pero pusieron un hito para empezar el camino. Por eso a ellos los debería seguir no un rebaño de correligionarios, sino de gente pensante. Sólo así vamos a poder tener un diálogo eficaz y salir de este embrollo en el que estamos”. 

  • Marcelo de Benedictis, sacerdote, profesor de filosofía y de teoría crítica literaria

Un mundo nuevo: “Estamos en un cambio de época, no en una época de cambios. Las modas son cambios, pero en un cambio de época, se trastorna todo, se gira todo: modo de pensar, modo de encontrar el sentido a la existencia, modo de construir lo común, todo se ha puesto en crisis, y a todos”.

Ser responsables: “A la palabra, diálogo, respeto, tolerancia, creo que podríamos poner responsabilidad, de cada uno, de todos. No es por mucho hablar que uno convence, o por meter presión, o llenarnos de cosas que ni sabe lo que ha querido decir, creo que todos somos responsables para ir forjando un mundo nuevo”.

Aportar lo mejor: “En estos tiempos de crisis profundas, cada uno de nosotros tiene que dar lo mejor de sí mismo, en donde esté, sin desánimos, sin negatividades, con los propios bienes de la vida, pero con la firme convicción de que cada uno puede aportar, responsablemente, a este mundo nuevo que está naciendo, y que nos tenemos que sentir orgullosos, bendecidos, de estar en esta época histórica y no renegar de ella”.

La persona: “No podemos estar todo el tiempo en esta sociedad líquida o gaseosa, como algunos la han definido, sin tener puntos fundamentales de referencia. La persona humana es el primer punto fundamental. En el pensamiento contemporáneo actual, todo ser humano es persona y cada persona es un misterio, un misterio vulnerable lleno de dignidad que hay que cuidar". 

La comunidad: “Esta persona no es una isla, estamos hechos para estar en comunidad. Esto implica colaboración, solidaridad, justicia, respeto, promoción. Vivimos en comunidad para ser promovidos, no para ser usados, y que tenemos que brindar un servicio a esta comunidad a la cual somos parte”.

Del verbo dialogar: “El tiempo es superior al espacio. En la vida es mejor iniciar un proceso que ocupar cargos. La unidad prevalece sobre el conflicto. Con la paz todo lo podemos lograr. Con la división, con la guerra, todo lo podemos perder. La realidad es más importante que la idea y el hombre se tendría que acomodar a ella realidad y no violentarla. El todo es superior a la parte y ese todo cuida a la parte. Diálogo y amistad social, acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, convocarse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo esto se resume en un verbo, dialogar”. 

El diálogo para todo: “Para encontrarnos y ayudarnos mutuamente necesitamos dialogar. El diálogo social hacia una nueva cultura. Algunos tratan de huir de la realidad refugiándose en mundos privados y otros la enfrentan con violencia destructiva. Pero entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta siempre hay una opción posible, el diálogo. El diálogo entre generaciones, el diálogo en el pueblo, la capacidad de dar y de recibir permaneciendo abiertos a la verdad”. 

Despertar sensibilidades en el otro: “¿Cómo es posible un camino de diálogo en un mundo tan complejo? Miren, he escuchado a mucha gente muy capaz, muy hermosa, pero si no somos capaces de despertar en las personas sensibilidades, ¡qué difícil es escucharnos y encontrarnos! sin algunas sensibilidades fundamentales: sensibilidad a la verdad, sensibilidad a la justicia, sensibilidad a la vida, sensibilidad a la misericordia, sensibilidad por la paz”.

La esperanza: “No quiero terminar sin una palabra de esperanza. Y en esto me apoyo en Kierkegaard. La esperanza es el motor de la libertad y de la liberación. El camino hacia la libertad, hacia la liberación, es largo y prolongado y está constantemente interrumpido por zonas desérticas donde uno se da cuenta de lo duro de la liberación. En este camino o éxodo personal o comunitario, la esperanza es clave para superar los largos y profundos tramos de desesperación que cualquier itinerante debe cruzar en su camino de libertad. La esperanza en la filosofía de Kierkegaard es el motor de la libertad, el fundamento y la raíz de toda liberación”. 

  • Gustavo Zonana, doctor en Letras, investigador independiente de Conicet y profesor de Teoría y Crítica Literaria

El origen: “Esta mesa surge como un acuerdo del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Cuyo para repensar un hecho traumático acontecido en el mes de marzo que posee ecos lamentables y recientes: la destrucción vandálica de la muestra 8M Manifiestos Visuales, en el espacio Luis Quesada del Rectorado, que visibiliza los derechos de las mujeres e identidades feminizadas. Al carácter apelativo del manifiesto, un grupo de fieles católicos le responde de manera violenta con la anulación. El conflicto de intereses y de valores se resuelve del peor modo, soslayando el valor de la palabra y de la argumentación”.

El concepto“Podemos entender el diálogo como lo opuesto al monólogo y también como un espacio de intercambio en el que intervienen voces diversas. Es un texto que se construye colectivamente entre dos o más personas. En su forma oral, presencial, supone compartir un espacio, un tiempo y un objeto".

Condiciones: "Para que exista un verdadero diálogo no basta que los participantes den testimonio en sus palabras, en sus gestos, con su entonación, de su compromiso. Sus enunciados deben estar mutuamente determinados, es decir, concatenarse unos con otros. Así, los hilos de esta textura que se va produciendo colectivamente se anudan en cierto modo. A través del diálogo se aspira a alcanzar un acuerdo, aunque sea parcial”.

El diálogo en la universidad: “Posiblemente a la costumbre nos haya hecho olvidar de que las decisiones capitales del gobierno, de las unidades académicas y de la universidad se realiza mediante el diálogo en los consejos directivos y en el Consejo Superior. Esta conversación que sostenemos semanalmente confirma y mantiene el tejido social de la universidad en la medida en que en él intervienen representantes de todos sus miembros”.

El rol del diálogo para resolver conflictos: “Desde este lugar ideal, el diálogo se establece como una instancia de ayudar a dar a luz sobre una cuestión o un conflicto. Quien abre y cierra un diálogo, quien da la palabra, ejerce un poder. Quien la toma, ejerce un derecho y tienen todos responsabilidad por ello. Desde este horizonte nos podemos preguntar de qué modo la apelación al diálogo puede ser efectiva para la resolución de los conflictos y no sólo un instrumento para normalizar un status quo".

Dialogar en diversidad: "El ideal del pluralismo inherente a nuestra concepción de democracia presupone que toda diferencia puede y debe ser armonizada dentro de un mismo continuo. Pero esta perspectiva soslaya que las diferencias expresan conflictos vinculados a situaciones históricas concretas, es decir, que se producen socialmente y son portadoras de sentido histórico. Marcan el lugar de una crisis que es necesario resolver tratando tal vez de superar la categoría de tolerancia desde una visión que manifieste una capacidad de empatía, de comprensión, de prudencia para relacionarse con quien detenta esa diversidad como valor identitario”.

El peligro de los celulares: “Nos ofrecen un espejismo de soberanía porque podemos organizar todo a través del celular. Participamos fragmentariamente porque al mismo tiempo transitamos en el espacio del chat o de la exploración de redes. Para un diálogo efectivo, la concatenación de los discursos nos exige estar de cuerpo presente y prestar al otro la debida atención. Creo entonces que esa es la tarea, recuperar un diálogo real, pleno, para reconstruir ese espacio común que nos contenga”.

 

Inauguración Espacio de Diálogo

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