Frida fue una mujer que vivió con intensidad, desde los márgenes, haciendo del cuerpo —marcado por la enfermedad, la discapacidad y el deseo— un espacio de expresión y resistencia. Su obra es testimonio y trinchera: un modo de transformar el sufrimiento en arte y de convertir la identidad en un acto de creación radical.
Hoy, su legado sigue inspirando a quienes hacen de la cultura un terreno fértil para la disrupción, la memoria y la lucha.
Frida Kahlo fue mucho más que una pintora: fue una mujer que desarmó mandatos, retrató el dolor, el amor y la potencia del cuerpo disidente. Desde su experiencia con la discapacidad, su militancia comunista, su bisexualidad y su mexicanidad orgullosa, Frida abrió caminos para pensar el arte y la vida desde los márgenes.
Porque la cultura y el género también son fuerza transformadora, disrupción y resistencia.
Frida vive en cada lucha que se atreve a imaginar otro mundo.