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Comunicado - Dirección de Género y Diversidad

Nos dicen exageradas. Pero mientras tanto, nos siguen matando cada día. QUE EL CONTEXTO DE CRIMEN ORGANIZADO NO INVISIBILICE LA VIOLENCIA MACHISTA

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El triple femicidio de Brenda del Castillo, Morena Verri y Lara Gutiérrez nos golpea y nos obliga a nombrarlas. Sabemos de sus edades, de sus gestos, de sus expresiones. Pero seguimos sin saber quiénes las mataron ni qué redes de complicidad y violencia se esconden detrás.

Según el observatorio Ahora Que Sí Nos Ven, en lo que va del 2025 hubo un femicidio cada 36 horas en Argentina. Una cifra insoportable que demuestra que estos no son hechos aislados, sino la expresión más brutal de un sistema que sigue naturalizando el poder de los varones sobre los cuerpos de las mujeres y diversidades.

Mientras se intentan normalizar publicidades que muestran mujeres embolsadas como parte de un “chiste”, la violencia machista no solo mata: también busca exhibir, disciplinar y demostrar poder. Ante esto, lo único que no puede fallar es la memoria y el reclamo social.

El femicidio, como expresión extrema de la violencia de género adquiere -en un contexto de narcocriminalidad y criminalidad organizada- una exacerbación de la violencia y una dimensión de teatralidad sobre los cuerpos, donde, la transmisión que se habría realizado por tik tok, adquiere también un sentido de disciplinamiento y reafirmación de los status de poder en manos de los varones narco o sicarios.

El presunto contexto de narcotráfico de los tres femicidios muestra de manera explícita cómo el narcotráfico y crimen organizado impacta sobre las mujeres. En el marco del narcotráfico, las mujeres son víctimas de trata, “utilizadas” para el negocio del narcomenudeo, para operar temas “logísticos” como compra de autos, el tráfico de armas, aperturas de cuentas bancarias y víctimas de femicidio. 

Repetimos lo que no debería hacer falta decir: No importa qué estabas haciendo, cómo o con quién: nadie tiene derecho a arrebatarte la vida. Nunca.

Hoy decimos con fuerza:

  • No fueron ellas. Fue la violencia machista.
  • No fue un hecho aislado. Fue el patriarcado.
  • No se culpa a las víctimas.

Convocamos a toda la comunidad universitaria a no acostumbrarse, a no mirar para otro lado, a transformar la bronca en acción. En la UNCUYO elegimos la memoria, la organización y el compromiso colectivo.
No estás sola. 

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