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Uno: Editorial: Escozor

Ayer volvieron a la carga estudiantes y aspirantes de Medicina para destruir uno de los pocos logros educativos que tiene Mendoza. Esa casa ha conseguido el reconocimiento nacional como la que mejor forma en el país a los profesionales, a partir de un alto nivel de exigencia en el ingreso, que sólo es para los 120 mejores alumnos que se presentan.

16 de febrero de 2005, 11:25.

Este número acotado permite que los alumnos tengan una formación de excelencia, pues reciben clases más personalizadas y toda la preparación para la vida profesional las pueden hacer de mucho mejor forma. Incluso está claro que la cantidad de profesionales que egresan son más que suficientes para cubrir los requerimientos de la sociedad, lo cual también hace dudosa la habitación indiscriminada de carreras en la órbita privada, sobre todo si no se hecha mano sobre la cantidad de alumnos que pueden aceptar.

Pero hay varios hechos curiosos sobre los que vale reflexionar. En primer lugar, se cuestiona uno de los pilares de un modo educativo que ha dado frutos altamente positivos en un contexto sumamente negativo. ¿No es llamativo que se produzcan tomas justamente allí y no en la facultades que acreditan conocimientos a miles de profesionales bastante mal formados?

En segundo lugar, ¿cuándo será el día que una protesta no sea para flexibilizar exigencias, sino para exigir que se las haga aún mayores, sobre todo si se tiene en cuenta que no existe una formación de excelencia que no se de sobre la base de un requerimiento estricto?

El sistema educativo argentino está en terapia intensiva, por lo cual cualquier ejemplo que haya logrado mejorar algún aspecto en un contexto de desmejoramiento debe ser imitado. Que haya quienes no perciban esto y propongan ir en sentido contrario debe mantener en alerta a las autoridades.

Es llamativo que en la Argentina la exigencia sigue produciendo escozor. Quizás sea porque impera ese sentido igualitarista de los caudillos que decía “naides es más que naides”, por el cual se corta cualquier cabeza que quiere sobresalir. Es altamente lamentable que en vez de comprender que las exigencias son en su favor, las interpreten en contra. A menos que se trate de personas a las que sólo les importa seguir, al precio que sea.

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