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Una sociedad exitosa

19 de noviembre de 2008, 17:32.

“Alemania y la Argentina llevan 150 años de lazos bilaterales, una historia que comenzó en 1861, cuando el célebre Carlos Burmeister aceptó un ofrecimiento de Mitre y Sarmiento”.

El escenario -los salones rodeados de jardines de la embajada alemana, en el barrio de Belgrano- era exquisito; el clima humano, de una confraternidad, un buen humor y una calidez verdaderamente desusados; los invitados, altas autoridades de los ministerios de Ciencia y Tecnología, de universidades y centros de investigación, e investigadores de Alemania y la Argentina.

Fue en ese entorno que anteayer al atardecer se firmó el protocolo con que culminó toda una semana de foros, simposios y presentaciones consagrados a celebrar diez años de intensa cooperación científico-tecnológica entre Alemania y la Argentina, y a anticipar otro período de colaboración, si cabe, aún más estrecho para el futuro.

Los frutos del denso intercambio de investigadores que fue posible gracias a estos acuerdos merecen ser tenidos en cuenta: más de 220 proyectos conjuntos (de los cuales 16 están todavía en marcha), en áreas como la agricultura, el clima, la biología marina y la investigación polar, la medicina y las ciencias de la Tierra. A lo largo de esta década, más de 1500 científicos viajaron a formarse a centros de excelencia de uno y otro país.

Los lazos que creó este trabajo conjunto no sólo tendieron sólidos puentes de uno a otro lado del océano, sino que permitieron concretar proyectos que, de otro modo, probablemente hubieran sido imposibles no sólo para científicos de la Capital, sino también para los que trabajan en el interior del país.

Como mencionó durante la reunión el embajador Günter Kniess, Alemania y la Argentina llevan 150 años de lazos bilaterales, una historia que comenzó en 1861, cuando el entonces célebre paleontólogo Carlos Burmeister aceptó el ofrecimiento de Mitre y Sarmiento de ocupar el sillón de director del Museo de Buenos Aires. El primer acuerdo de cooperación se firmó hace cuatro décadas.

Para los próximos dos años, se acordaron ayer 26 nuevos proyectos conjuntos entre los ministerios de Ciencia y Tecnología de ambos países, y entre el ministerio local y el Servicio Alemán de Intercambio Académico, en ciencias de la vida, biotecnología y tecnologías ambientales. Y, si todo sigue como está previsto, en 2010 se inaugurará en Buenos Aires nada menos que la sede local de la Sociedad Max Planck.

Un reconocimiento singularmente significativo. Y que -debo confesarlo- tiene un sabor especial para alguien cuyos padres llegaron a la Argentina desde la eterna Colonia, y desde Norden, antigua ciudadela de la Baja Sajonia...

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