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Revelan cómo eran los antepasados de Mendoza hace 10 mil años

Un estudio arqueológico analiza los cambios del medio ambiente, de la tecnología y los modos de vida de las los seres humanos que vivieron en aquellos tiempos y geografías. Víctor Durán –director del trabajo- repasa los puntos nodales del proyecto que subsidió la secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCuyo.

10 de febrero de 2014, 12:23.

imagen Revelan cómo eran los antepasados de Mendoza hace 10 mil años

La investigación arroja datos acerca de las características y el funcionamiento de las primeras poblaciones que se asentaron en esta región del país, en una línea temporal de casi 10 mil años de historia arqueológica.

“Holoceno en el centro-oeste argentino. Análisis del registro arqueológico de sitios cordilleranos: cambios en la subsistencia y la tecnología” se titula el proyecto de investigación que encabezan Víctor Alberto Durán, arqueólogo y profesor de Filosofía y Letras junto con Valeria Cortegoso. En él se exploran las poblaciones humanas que se asentaron en la región centro-oeste argentino, es decir, desde el río Jáchal en la provincia de San Juan hasta el río Diamante en la provincia de Mendoza; en el periodo comprendido entre los 10 mil años, hasta 400 años atrás. 

Las tareas arqueológicas analizan los cambios del medio ambiente, de la tecnología y los modos de vida de las los seres humanos que vivieron en aquellos tiempos y geografías. Incluyendo entre otros, por ejemplo, los estudios de la funcionalidad de los artefactos hechos con roca, los análisis morfométricos y bioarqueológicos.

De ese modo, se descubrió cómo las primeras poblaciones que llegaron al centro-oeste argentino eran sociedades que vivían de la caza y la recolección. Su medio ambiente era muy distinto del actual, ya que se había dado un cambio climático significativo que produjo la retracción de los grandes glaciares que cubrían la cordillera. Desde entonces, aquellos habitantes fueron cambiando sus modos de vida, porque el medio ambiente del que eran parte también fue modificándose.

Luego, hace alrededor de dos mil años atrás, se registra un cambio económico trascendental, causado por la incorporación de la agricultura y el pastoreo de camélidos. 

Esta nueva forma de organización económica pudo ser adoptada por los cazadores-recolectores que habían habitado estas tierras por milenios o pudo tratarse de poblaciones agro-pastoriles que venían del Noroeste Argentino o del Norte Semiárido chileno y que desplazaron a los primeros.

Posteriormente, alrededor del mil cuatrocientos setenta después de Cristo, estas sociedades entraron en contacto con los incas, generándose en ellas grandes transformaciones. En cambio, las comunidades del sur mantuvieron sus modos de vida porque los Incas no lograron un dominio  más allá del río Diamante. El periodo incaico es muy importante para este proyecto. Desde hace más de dos años, se está estudiando cómo afectó a las poblaciones de Uspallata el contacto con ese estado expansivo.

Un siglo después llegan los españoles y se inicia el contacto hispano-indígena y se produce una gran reducción demográfica en el centro y norte de Mendoza. En la población Huarpe el efecto de la conquista fue muy grande, llegando a desaparecer una gran parte de su población, en buena medida porque los españoles se llevaban a los varones para trabajar en el valle central chileno. Ello se debe a que en Santiago de Chile se había dado una situación de conflicto grave que tuvo como consecuencias falta de mano de obra para los conquistadores.

Así, fue como aquella parte de la población Huarpe que fue llevada hacia Chile como mano de obra esclava, murió en el tránsito por el cruce de la Cordillera de los Andes, el maltrato recibido, los trabajos inhumanos a los que fueron sometidos y, a su vez, las nuevas enfermedades que traían los españoles.

Por lo tanto, en Mendoza quedaban las comunidades de aborígenes constituidas en su mayor medida por mujeres, niños y ancianos. La otra gran transformación que atravesó a estas comunidades fue la mezcla que hubo con los españoles. Por ello, ya para el siglo diecinueve los Huarpes habían casi desaparecido como grupo indígena reconocido. 

Sin embargo, a pesar de haber perdido su lengua originaria y la mayor parte de su cultura, en la actualidad se está produciendo un fenómeno de reetnización, es decir, que hay poblaciones que se están volviendo a reconocer como Huarpes.

Respecto de los análisis de investigación “para el caso de los artefactos hechos sobre rocas silíceas, estudiamos con microscopio las huellas que el uso deja sobre los filos que se han utilizado. Así, determinamos si se utilizaron para cortar o para raspar y sobre qué tipo de material se trabajó, por ejemplo, madera, carne, cuero. También en los morteros de piedra analizamos muestras que quedan en sus poros, para determinar qué tipo de  material se molió -vegetal, animal o mineral-. A su vez, por la forma y tamaño de la cerámica podemos definir la funcionalidad y a través de análisis químicos hechos sobre residuos orgánicos que quedan en las ollas es posible examinar qué se cocinó”, comentó Durán.

Los análisis morfométricos que realizó Alejandra Grasco muestran diferencias entre especies de camélidos silvestres y domésticos. Esto permite definir a qué especie de camélido (guanaco, vicuña, llama o alpaca) corresponden los huesos hallados en contextos  arqueológicos. “Analizamos determinados huesos con calibres digitales, tomando medidas muy precisas que se analizan luego con programas estadísticos”, dijo el arqueólogo. 

Otros datos que enriquecen la investigación son bioarqueológicos, es decir, lecturas en los esqueletos humanos, una especie de archivo que muestra la historia de una persona. “A través de sus dientes, por ejemplo, podemos determinar si tuvo algún tipo de stress nutricional y su dieta, en ese sentido, si presentan caries significa que comió alimentos con altos contenidos de azúcar. En sus articulaciones quedan las marcas de sus actividades cotidianas. Asimismo, algunas enfermedades dejan marcas en los huesos. A su vez, hacemos estudios isotópicos que permiten determinar el tipo de dieta que tuvo a lo largo de su vida y de dónde provenía”, remarcó el investigador universitario.

El proyecto es una línea de investigación que se encuentra junto con otras seis dentro del programa de Investigación y Desarrollo (I+D) que subsidia la secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCuyo. El equipo -que dirigen Durán y Cortegoso- está integrado por una docena de docentes investigadores de Filosofía y Letras y de la carrera de Cerámica de Artes y Diseño. También colaboran miembros del Conicet, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, el Museo de Historia Natural de San Rafael, y el Museo Cornelio  Moyano, las Universidades de Buenos Aires y de La Plata.

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