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Los Andes-Miércoles 23: Editorial: Estricta justicia con el sector docente

Hace algunos días, desde esta misma columna, hacíamos referencia a los problemas que se enfrentan en las escuelas de Mendoza -que no son una excepción dentro del país- en materia de disciplina y contención de buena parte del alumnado. La situación adquiere ribetes de extrema seriedad porque, si no se actúa en ese campo, se ve sumamente comprometida la tarea de enseñar, que compete a los docentes, y la de aprender, que corre por cuenta de los alumnos y sus progenitores.

25 de febrero de 2005, 10:45.

La pérdida de algunos deseables esquemas de respeto hacia las autoridades escolares, que incluye a quienes están al frente de un grado o un curso, ha convertido la tarea de los docentes en un ejercicio frustrante, deteriorante y, en muchos casos, inútil. Y eso repercute con tonos desfavorables no solamente en el resultado educativo, algo que se viene a advertir cuando los egresados del actual sistema intentan ingresar en institutos superiores de educación, sino en la salud física y psicológica de muchos maestros y profesores de los distintos niveles.

Desde siempre, estar al frente de un curso superpoblado y a cargo de niños y adolescentes ha sido una tarea de enormes demandas en lo personal para quienes corren con la tarea de instruir a nuestra niñez y juventud. Muchos, superados por la exigencia, debieron -y en la actualidad sigue sucediendo- asumir funciones dentro de un escalón denominado de docencia pasiva, tanto por problemas nerviosos como por el desgaste de sus cuerdas vocales, empleadas a fondo para hacerse oír por encima de la barahúnda que genera la interacción de varias decenas de educandos.

Pero, esto se ha visto agravado en los últimos años por la permisividad que se instauró en el sistema educativo, destinada a evitar la deserción escolar o la repitencia, algo que si se consiguió se hizo en forma ficticia, porque el esquema lo que en realidad produjo fue un descenso en los parámetros de aprendizaje, inaplicables además debido al desorden que se instauró en las aulas.

Los docentes, pues, debieron sumar al ya clásico desgaste de sus funciones los efectos perniciosos de lo que antes indicamos, y es así como, llegados a determinada edad, comienzan a padecer males que los afectan y les impiden desarrollar con normalidad sus tareas.

Resulta pues de estricta justicia la determinación del Gobierno nacional de establecer nuevas reglas destinadas a permitir que los docentes que han llegado a determinada edad, puedan acogerse a los beneficios de la jubilación, debiendo cumplir, de esta forma, menos años en sus cargos que lo que se les exigía hasta ahora.

La restitución del 82 por ciento de los haberes constituye otro acto de reivindicación, ya que, tanto los que permanecieron en regímenes provinciales como los que fueron pasados al sistema de reparto nacional o bien optaron por pasar a las cajas privadas, por muchos años aportaron para recibir una cifra mayor de la que actualmente se les reconoce. Las diferencias nunca fueron reconocidas, y de esa forma se constituyó una suerte de estafa, que no solamente afectó a ese gremio, sino a los trabajadores de otras actividades que se vieron defraudados a la hora de pensar en el retiro.

Ahora, con la suba de las retenciones de los docentes en actividad para subvenir las mayores necesidades que emergerán frente al retiro de miles de sus colegas, se restituye en parte en sistema anterior, pero no en su totalidad. Hay muchos docentes jubilados que aportaron para obtener un 82 por ciento móvil, y luego, sin consulta alguna, les fueron cambiadas las reglas del juego, y eso que por años habían aportado a sus cajas en mayor medida que los demás trabajadores.

Esto descomprimirá la situación en el sistema educativo, y permitirá la incorporación a la docencia de nuevas generaciones de maestros y profesores, que, por ahora, no consiguen más que trabajos efímeros, como reemplazos o suplencias. Más jóvenes, con menos desgaste, seguramente promoverán una renovación en el sistema educativo que es realmente necesaria.

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