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Los Andes: Editorial: Sumar, no restar, en materia de cultura

El acceso a la cultura es un derecho que corresponde a todos los habitantes del país. La legislación vigente, tanto en el orden nacional como provincial, ampara sus específicas manifestaciones y las promueve, como una forma de integrar al pueblo en torno a las diversas manifestaciones de la cultura, tradicionalmente representada en las artes.

20 de octubre de 2004, 10:42.

Ya muchos son los factores que contribuyen a desvalorizar los criterios culturales y a despojarlos de significado; la banalización se ha convertido en una constante que vierte sobre las personas cualquier cosa sin valor y pretende defenderla como un elemento rescatable, cuando en realidad es escasa o nula su significación.

Partiendo de la base de que la cultura conforma un proceso dinámico y que se integra por las más diversas manifestaciones del acervo de un pueblo, incluso las más humildes, existen criterios establecidos para cuantificar esos aportes y sumarlos dentro de los sistemas de pensamiento. Así, se puede determinar en muchos casos cuándo una cultura avanza, se estanca o retrocede y se puede obrar en sentido positivo, es decir, manteniéndola viva y en plena evolución. Conviene que desde los círculos más afines al estudio de los esquemas culturales se hable en torno de esto, se discuta, se expongan las ideas y sus resultados, porque el cultural es un proceso que recibe aportes, los cataloga y los incorpora: suma, pero no resta, y en eso radica que sea exitoso.

Mendoza tiene una historia de preservación de su acervo cultural, la que no siempre ha sido bien comprendida, y sus defensores en muchas oportunidades fueron dejados en soledad y sin medios. Sin embargo, con el correr del tiempo, en algo se ha conseguido aportar al proceso de preservación y divulgación de manifestaciones artísticas que hacen esencialmente a un patrimonio que excede los marcos propios y se correlaciona con los del resto del mundo.

Por eso, no pueden los amantes de la cultura dejar de lamentarse cuando se pierde alguno de los elementos que aportan a ella, especialmente cuando se lo maneja, como se suele decir, por simple amor al arte.

Es lo que ha sucedido en estos días en nuestro medio, debido a la suspensión de las emisiones de una radio de frecuencia modulada que emitía programas de música clásica desde su sede en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo y que, por más de una década, deleitó con sus programas a los amantes de ese campo de las artes. No solamente música clásica de los períodos anteriores a la primera mitad del siglo XX, sino en otras manifestaciones que, como el tango o las diversas formas del jazz, se han convertido en parte del tesoro que comparten los melómanos.

Al parecer, la emisión de esa radio, una de las pocas en su tipo del interior del país, funcionaba sobre la base de un permiso precario del Consejo Nacional de Radiodifusión, y fue intimada por ese organismo a que dejara de emitir, so pena de que le fueran confiscados sus aparatos. Eso hubiera significado la definitiva extinción de ese medio de difusión, que no estaba financiado sino por aportes de una fundación y de organismos estatales.

O sea, el organismo nacional resta, pero no suma, en el proceso de apoyo a las artes y sostenimiento de la cultura. Otras FM, a las que son menos adictos los amantes de la buena música, siguen transmitiendo, algo que está bien porque, a su manera, también establecen su aporte, pero parece realmente injusto y a contrapelo del espíritu de las leyes que apoyan las manifestaciones culturales que justamente sea sacada del aire una radio como Ideas.

Las autoridades de la UNC deben interponer sus oficios ante el Comfer para que convierta en definitiva la habilitación de esa emisora, y a ellas deben sumarse las de la Provincia, a través de sus organismos específicos en defensa de la cultura y las artes. El proceso de suma no puede verse desvirtuado de esta manera.

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