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UNCUYO ofrece novedosa diplomatura sobre VIH e ITS avalada por la ONU

Es una formación de posgrado creada por dos Facultades de la Universidad y la FLACSO, con el apoyo de ONUSIDA, Programa Conjunto, que lidera el esfuerzo mundial para terminar para el 2030 con la amenaza del sida. Se cursará el año que viene, y es la primera en su tipo en América del Sur.

16 de diciembre de 2019, 12:26.

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UNCUYO ofrece novedosa diplomatura sobre VIH e ITS

Autoridades universitarias locales, representantes de organismos de Naciones Unidas y de la FLACSO, presentaron la Diplomatura sobre Virus de la Inmunodeficiencia Humana, VIH, e Infección de Transmisión Sexual, ITS. Se trata de una formación original a nivel regional y mundial en el planteo de lucha contra la propagación del VIH y su capacidad de construcción de un sistema de salud más abierto e inclusivo.

La capacitación apuesta a un abordaje propositivo que permita generar acciones destinadas a evitar la discriminación y a promover la inclusión social desde una visión sindémica de la realidad, lo que marca una diferencia respecto del abordaje meramente preventivo que ya existe en la región. La primera cohorte se cursará el primer semestre de 2020.

La diplomatura, con perspectiva en Salud Integral y Derechos Humanos, surge del trabajo conjunto entre las facultades de Ciencias Médicas y Ciencias Políticas y Sociales de UNCUYO, en convenio con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Esta formación de posgrado es la primera en su tipo en América del Sur. 

Apoyan la propuesta la Organización de las Naciones Unidas desde ONUSIDA, Programa Conjunto, que lidera el esfuerzo mundial para terminar para el 2030 con la amenaza del sida sobre la salud pública. Y el UNFPA organismo que se especializa en salud sexual y reproductiva. 

Presentación

En el aula Cicchitti de la Facultad de Ciencias Médicas, participaron el decano de esa Unidad Académica, Roberto Miatello, la decana de Ciencias Políticas y Sociales, Claudia García, la representante de FLACSO, Carlota Ramírez, la directora de la Diplomatura, Silvia Attorri. También estuvieron dos representantes de organismos de Naciones Unidas, Carlos Passarelli por ONUSIDA y Juan Mere, Asesor en VIH/Sida del Fondo de Población (UNFPA).

En ese encuentro resaltaron los atributos que en su conjunto hacen de la Diplomatura un aporte de formación de posgrado novedoso y original. Al respecto Miatello destacó el objetivo de propender al bienestar social utilizando como herramienta la transdisciplinariedad como factor de transformación. Por su parte García rescató la idea de una intersectorialidad superadora de la fragmentación con que la academia y la gestión política intentan abordar situaciones que en la realidad no se encuentran parceladas.

A su turno Mere resaltó que la epidemia se hace fuerte a partir de todo aquello de lo que no queremos hablar: sexualidad, prácticas, deseos. En su lugar, la sociedad coloca etiquetas que poco representan a comunidades diversas y entrega pocas posibilidades de educación sexual integral. E insistió en la necesidad de diálogo para la construcción de conocimiento que escape a la verticalidad; idea en la que se apoyó Passarelli para reclamar voz para quienes nunca tienen voz, pensando en personas reales con comportamientos y situaciones que los hacen más vulnerables. Asimismo, Passarelli afirmó que la respuesta contra el sida es la misma que para el hambre: la capacidad de atravesar los problemas con miradas sociales, políticas, sociológicas, y médicas.

En la ocasión se contextualizó la Diplomatura en el marco de un proyecto integral con el que la UNCUYO aborda la problemática del VIH, en la que convive con un programa de capacitaciones con cobertura nacional llamado Formación de Formadores y un Manual de Formadores desarrollado localmente, que fue exhibido a todos los asistentes. 

Derechos Humanos como clave para ganarle al sida

La directora de la Diplomatura, Silvia Attorri, explicó que conseguir el bienestar físico, biológico, no alcanza para hablar de salud integral. "Lo que alcanza para recuperar salud en algunas enfermedades, no es suficiente en la infección por VIH. Hoy que entendemos al VIH como infección crónica, estable, tratable incluso con un sólo comprimido de medicación, observamos que no ha sido suficiente para alcanzar una salud asociada a bienestar".

A su vez afirmó que "alguien que vive con VIH y toma medicamentos para su bienestar biológico, además piensa, siente, sueña y se proyecta al futuro como cualquier persona. Pero al tener esta infección, aunque esté controlada en su cuerpo, su bienestar se halla condicionado por otros factores presentes en la sociedad: discriminación, estigmatización, pérdida de derechos si se revela su diagnóstico. Y esa vulnerabilidad es mayor aún cuando esa persona integra poblaciones marginadas por otros factores socioculturales, socio-económicos, políticos".

"El sistema de salud en su conjunto no puede ser excluyente, poco amigable, intransigente con la diversidad, culpabilizador. En un sistema de salud así la persona con VIH siente exposición, rechazo, angustia y esto muchas veces genera el abandono de tratamientos gratuitos que evitan la transmisión de VIH", explicó. A su vez dijo que "si el sistema de salud no se transforma y deja de generar expulsiones, si no es abierto e inclusivo, se hará sumamente difícil lograr las metas de detección de la infección, tratamiento e indetectabilidad del virus".

Attorri describió el desafío de las ciencias de la salud del futuro que pasará por "incluir perspectivas sociales para enriquecer la práctica profesional mediante visiones más pluralistas y menos sesgadas, excluyendo discriminación y exclusión contra las personas que presentan un atributo diferente, ya sea por su orientación sexual o su identidad de género, pero también por su condiciones étnica o socio-económica, entre otras". Reconoció así que las carencias de una visión integral en los procesos formativos reproducen los prejuicios sociales existentes y las respuestas en materia de omisiones.

Haciendo una síntesis de la motivación de llevar adelante esta nueva Diplomatura, remarcó que es necesario generar espacios interdisciplinarios de formación profesional, que incorporen perspectivas y paradigmas que pongan en relación las ideas de diversidad y derecho a la salud.

Charlas 

En el cierre Isabel Cassetti disertó sobre "VIH en contexto de Mujer", y para eso realizó un análisis en torno a epidemiología, anticoncepción, embarazo, tratamientos y prevención. Para dimensionar la batalla pendiente, acercó las estimaciones de ONUSIDA en cuanto al estado actual en las infecciones a nivel global y las perpectivas de su propuesta “90-90-90". Esta última implica lograr que el 90% de las personas infectadas conozca su estado serológico con diagnóstico de VIH, que de ellas el 90% reciba la medicación y que de ellas el 90% logre obtener una carga viral no detectable. Según los últimos datos brindados por ONUSIDA, existen 37.9 millones de personas que padecen VIH. Más de la mitad son mujeres. En Latinoamérica la prevalencia del HIV en mujeres es de 30%.

Asimismo mencionó que aumentaron los casos en hombres, pero en las mujeres la estadística no ha cambiado, por lo que es necesario avanzar en el tema de diagnósticos tardíos y testear más. Reconoció que "hay 139 mil personas con VIH en Argentina, 17% desconocen situación, a los que se le suman 5800 casos por año. La epidemia no está estable, está activa, se observa un aumento de casos de VIH en la gente joven, entre 15 a 24 años, y especialmente entre hombres que tienen sexo con hombres. Más del 98% de los casos se da por transmisión sexual".

Haciendo un panorama global, Cassetti remarcó el problema de los embarazos no planificados en Sudáfrica, donde aún aquellas mujeres que conocían que tenían VIH, y no estaban en tratamiento, también tienen una alta tasa de embarazo no planificado. En Latinoamérica y el Caribe, el 79% de los embarazos de las mujeres con VIH terminan con abortos inducidos, lo que se agrava dado a que en la mayoría de los países el aborto es ilegal.

Cassetti apuntó a la baja consistencia de uso de condones y métodos duales. Además, problematizó sobre las características de las mujeres que se analizan en estos estudios, existiendo casos de violencia familiar, de pareja y/o de las instituciones, lo que acarrea el estigma de la discriminación.

Luego Maria Isabel Linardelli cerró el encuentro con una visión desde las Ciencias Sociales. Su exposición se centró en la crítica al modo en que los avances biomédicos se distribuyen en las poblaciones. En ese sentido abordó las condiciones de vida de las mujeres en sociedades patriarcales y cómo influyen en su salud. violencia patriarcal, división sexual del trabajo, políticas de salud, entre otras.

También disertó sobre la construcción social del VIH y los estereotipos, donde la reputación de una enfermedad puede aumentar el sufrimiento de quienes la padecen y postergar la búsqueda de un tratamiento adecuado, llegando a la invisibilización de los casos de VIH en las mujeres.

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