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La evaluación externa se consolida como método de selección de proyectos de Extensión en la UNCuyo

Ocho referentes de distintas Universidades Nacionales participaron de la evaluación de las propuestas presentadas a la 6ta Convocatoria de Proyectos Prof. Mauricio López. El proceso de evaluación tuvo lugar del miércoles 4 al viernes 6 de diciembre e incluyó entrevistas a 60 equipos extensionistas.

11 de diciembre de 2013, 17:08.

imagen La evaluación externa se consolida como método de selección de proyectos de Extensión en la UNCuyo

La última Convocatoria de Proyectos “Prof. Mauricio López” finalizó el pasado lunes 18 de noviembre. Siendo esta la 6ta edición consecutiva de la Convocatoria, fueron presentados 64 proyectos, de los cuales serán seleccionados alrededor de 40 para ser ejecutados y financiados durante el año 2014.

Cada proyecto fue sometido a un proceso de evaluación externa. Esta modalidad de evaluación fue definida hace tres años con la intención de darle características de transparencia y mejorar la calidad de la misma a partir de la participación de personas con vasta experiencia y altamente calificadas en extensión a nivel nacional.

Los equipos evaluadores estuvieron conformados por Patricia Dorín (Universidad de Buenos Aires - UBA), Mariana Martinelli (Universidad Nacional de San Juan - UNSJ), Gloria Galarraga (Universidad Autónoma de Entre Ríos - UADER), Fabricio Oyarbide (Universidad Nacional de Mar del Plata - UNMDP), Mario Barrientos (Universidad Nacional de Córdoba - UNC), Blas Aseguinolaza (Universidad Nacional de Rosario - UNR), Amanda Zanga (Universidad Nacional de La Matanza - UNLM) y Noemí Olivera (Universidad Nacional de La Plata - UNLP).

“Nosotros empezamos a hacer las evaluaciones presenciales a partir de la experiencia que la UNCuyo ha tenido ya en años anteriores”, afirmó Aseguinolaza, subsecretario de Extensión Universitaria de la UNR. “Creemos que es una experiencia muy importante a la hora de la formación y el intercambio de saberes con los evaluadores si vienen las organizaciones, los estudiantes y los docentes”.

Barrientos, de la UNC, agregó que esta metodología “permite poder conocer con mucha mayor profundidad aspectos que en un formulario de papel no se pueden explicitar claramente”. Dijo además que posibilita “conocer mejor la realidad en la que se está trabajando, la perspectiva de la cual se lleva a cabo el trabajo y, en definitiva, tratar de que la evaluación tenga mayor ecuanimidad”.

Esta forma de evaluación incluyó entrevistas grupales a los equipos extensionistas, las cuales se entienden como un momento del proceso de enseñanza-aprendizaje del que se constituye la evaluación. “Es una instancia de aprendizaje mutuo que en definitiva tiene que ver con la cuestión inherente de la extensión universitaria”, dijo Fabricio Oyarbide, quien hasta 2011 se desempeñó como secretario de Extensión Universitaria de la UNMDP.

Leandro Marín, estudiante y participante del proyecto “Consolidando Prácticas Sociales Solidarias”, expresó que “la evaluación fue un momento de intercambio”. “Fue más bien un diálogo entre evaluadores y extensionistas para aclarar algunos puntos que a ellos les había llamado la atención”, añadió.

Por su parte, Paola Studer, del proyecto “Cultivando saberes en diálogo”, dijo que “los aspectos negativos (de la evaluación) están en la previa. Uno cree que viene a rendir un examen final”. Sin embargo, aseguró que “el método que se está usando como entrevista creo que es acertado. Se notó la calidad, creo que eso es importante”.

En consecuencia con esto, y con la intención de propiciar una equiparación entre aquellos equipos que cuentan con una preponderancia de disciplinas físico-naturales y aquellos de disciplinas humano-sociales, cada uno de los cuatro equipos fue conformado por un experto de cada rama.

Sobre la participación de los claustros, Noemí Olivera, de la UNLP, dijo que es “notable el compromiso de los estudiantes con la extensión. Creo que sería deseable que los docentes se comprometieran más con la extensión. Hay equipos verdaderamente grandes e interdisciplinarios que tienen un solo docente y ninguno, uno o dos graduados”, remató.

Acerca de la función de la extensión, Oyarbide dijo que quienes participan activamente de ella, la consideran “una parte inherente al quehacer universitario que se retroalimenta positivamente, que encuentra su sustento comunitario como bien público; en definitiva, caracteriza y permite entender a la Universidad como espacio público destinado a la comunidad”.

En relación a esto y los debates que se están dando a nivel nacional sobre la posibilidad de curricularizar la extensión, Aseguinolaza afirmó que “hay que ser muy criterioso” al momento de pensar en la curricularización. “Creo que hay que repensarlo, porque obligar por obligar es complicado cuando se trata de prácticas que son en terreno", agregó. Mariana Martinelli, de la UNSJ, añadió que “es interesante y creo que hay que darse espacio para discutir en cada Universidad, pero creo que es necesario”, dijo refiriéndose a avanzar en la propuesta.

Para mayor información sobre los proyectos, comunicarse al 4135000 int. 3011/3076.

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