Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Por qué entender al reciclaje como última opción

Las lógicas de consumo y hábitos mutan hacia un nuevo paradigma. Consejos para no llegar al reciclado como primera opción.

17 de mayo de 2019, 09:00.

imagen Por qué entender al reciclaje como última opción

¡Un bolso con muchos colores!, recordó Mariana. La imagen de su madre al volver del almacén del barrio, de la verdulería, y también de la panadería, cuando era chica, aparece cada vez que le preguntan en el súper si va a pagar por bolsas plásticas. –No, gracias. Es su respuesta desde hace unos años.

Sabemos que en el mundo “eco”, existen tres o hasta cuatro “R”: reducir, reparar, reutilizar y reciclar. Esta premisa, marca una alternativa positiva a los modos de producción y consumo actuales.

Lo vimos en Mariana, las nuevas generaciones tienen una gran sensibilidad respecto de los hábitos “no amigables” con el ambiente. ¿Moda? ¿Verdadera conciencia? Lo importante es que hay respuestas –respuestas positivas- a la problemática socioambiental.

Reciclaje, el último recurso

En Argentina, cada persona genera 1 kilo de basura por día. Por muy bien que separemos la basura, la industria del reciclaje consume recursos. Además, vale aclarar, que la mayoría de los materiales que tiramos no se pueden reciclar indefinidamente, por ejemplo:

  • El papel y cartón se pueden reciclar hasta 3,5 y 6 veces.
  • En cuanto a los plásticos, tienen 4 o 5 ciclos de reciclaje, y no todos son adecuados para el proceso. Por ejemplo, no todo el plástico se recicla porque no siempre es económico hacerlo: el de color es menos deseable porque no se puede eliminar el tono y eso restringe su reutilización. Y las bolsas de nylon no son rentables para las recicladoras.
  • El vidrio, siempre y cuando esté separado por colores, se puede reciclar indefinidamente.

El proceso de reciclaje implica el uso de recursos como energía y agua; genera huellas negativas, como de impacto hídrico o de Carbono. Para mitigar este proceso, proponemos:

1. Reparar, como herramienta de empoderamiento

Hay pequeños arreglos que podés hacer por tu cuenta. Actualmente hay talleres gratuitos ofrecidos por municipios u ONGs a los cuales inscribirte, puede salvarte de numerosos imprevistos.

2. Más tela, menos plástico

Nunca está de más agregar una bolsa de tela en tu mochila, bolso o cartera. No ocupa espacio y evita el momento incómodo de tener que aceptar bolsas plásticas en tus compras imprevistas.

Ya que estamos, podés agregar un vaso reutilizable para el café o para infusiones. Tener tu propio set de cubiertos de acero inoxidable puede salvarte para cuando tengas que comer fuera de casa.

3. Compras inteligentes

Si habitualmente en tu hogar suelen comer 1 kg de manzanas por semana, pero comprás 3 kg solo porque están de oferta, es muy probable que las manzanas extras acaben en la basura si no les das la una utilidad.

Mariana recordó, también, que su madre compraba a granel. Identificá algún local que venda a granel y te permita llevar tus propios envases.

4. En la cocina, nada se tira

Con las puntas de zanahorias, ajos, puerros, cáscaras de cebollas hacé un caldo cocinado a fuego lento 45 minutos.

En vez de bolsitas de plantas aromáticas secas, comprá plantitas vivas o sembralas en macetas, ¡se adaptan a distintos ambientes!

5. Celebraciones responsables

Para hacer regalos a alguien, informate sobre lo que necesita la persona homenajeada, es mejor adelantar la sorpresa que hacer regalos que no usen. Comprar en ferias de artesanos y fomentar la Economía Social y Solidaria, siempre es una muy buena opción.

Al momento de envolver el regalo, preferí un envoltorio que sea solo de papel, y si es un envoltorio reutilizado, mejor. 

 

Pensar y proyectar una vida con "residuos cero" en una cultura hiperconsumista, no es fácil. No, al menos, desde las iniciativas individuales o de grupos minoritarios. Pero éstas, envían un poderoso mensaje a las industrias de todos los sectores sobre las nuevas tendencias de consumo.

Fomentar y promover el reciclaje está bien, ¡muy bien!, de hecho. Pero… no es la primera respuesta que debemos dar, sino la última.

 

Contenido relacionado