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Mujeres en el mercado de trabajo en Argentina y Mendoza | Recomendaciones de políticas públicas en clave de género

En el marco del Día Internacional de las Mujeres (8M), desde el Área de Políticas Públicas (APP) junto al Instituto de Trabajo y Producción (ITP) de la Universidad Nacional de Cuyo, se reflexiona sobre la situación de las mujeres en el mercado de trabajo en los aglomerados urbanos del país y Gran Mendoza.

imagen Mujeres en el mercado de trabajo en Argentina y Mendoza | Recomendaciones de políticas públicas en clave de género

Por: Valentina Ledda (CONICET, ITP-UNCUYO) y Belén Paz (APP-UNCUYO).

Históricamente, las mujeres han tenido una menor participación en el mercado de trabajo que se refleja en menores tasas de actividad y mayores tasas de desempleo. Por otra parte, cuando ingresan a la actividad laboral presentan mayores tasas de subocupación horaria y peores condiciones laborales. Además, las mujeres se insertan en ramas de actividad relacionadas a los cuidados (trabajo doméstico, enseñanza, servicios sociales y salud) (DNEIyG, 2022). Estas inserciones ocupacionales se encuentran más precarizadas, por lo que suelen presentar menores remuneraciones y ausencia de derechos laborales como el registro en la seguridad social.    

Este acceso al mercado de trabajo se encuentra antecedido por la “brecha de cuidados” (Ecofeminita/OXFAM, 2022; Faur y Jelin, 2013), es decir, por la diferencia que existe entre varones y mujeres en el tiempo dedicado a las tareas domésticas y de cuidados. La mayor dedicación de las mujeres al trabajo no pago del hogar explica gran parte de la dificultad de tener un trabajo remunerado o poder dedicar más horas al mismo [1]. Adicionalmente, las mujeres tienen menos tiempo y oportunidades para educarse, para participar en política y para el ejercicio de otros derechos en igualdad de condiciones (CEPAL, 2021). 

Las políticas públicas tienen la posibilidad de compensar o reducir las desigualdades originadas en otros ámbitos, pero también pueden reproducirlas, aumentarlas e incluso constituirlas como tales (Adelantado et al., 2000). Estas políticas no son neutrales al género y, por lo tanto, no incluir esta perspectiva contribuye a reproducir las inequidades y actos de discriminación presentes en las áreas de la vida social, entre ellas, el mercado de trabajo. 

Para incorporar esta mirada, entre otros aspectos, es necesario contar con datos e información que indiquen las problemáticas que enfrentan mujeres y diversidades. Entendemos que un sólido diagnóstico en base a datos concretos es crucial para planificar políticas que se orienten a revertir inequidades. 

A partir de este enfoque es que se pone a disposición esta breve revisión, análisis y reflexión sobre la evolución de algunos indicadores laborales que muestran cómo ha sido la situación de las mujeres en el mercado de trabajo nacional y provincial en los últimos cinco años. 

Los indicadores que se exponen son la tasa de actividad, la tasa de desempleo, la tasa de subocupación y la tasa de no registro en asalariados/as [2]. Estos datos muestran la participación de las mujeres en el mercado de trabajo, las dificultades a las que se enfrentan y las brechas respecto de las tasas que presentan los varones [3]. 

La fuente de datos utilizada es la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de forma trimestral para los principales 31 aglomerados urbanos del país. La información se presenta a nivel nacional y para el aglomerado de Gran Mendoza. Esta fuente tiene la limitación de generar estadísticas binarias respecto del género. Se utiliza la variable sexo para dar cuenta de diferencias de género, aunque entendemos que son conceptos teóricos distintos: el género es una categoría construida social y culturalmente que refiere a roles, comportamientos, actividades y atributos que asigna una sociedad determinada a personas femeninas, masculinas, trans, no binarias, entre otras (UNWomen, s.f.), mientras que el sexo refiere a la biología, es decir, al sexo asignado al nacer (Borisonik et al., 2017).   

Participación en el mercado de trabajo

La pandemia del COVID-19, que hoy en día parece tan lejana frente a la actual crisis que atraviesa nuestro país, llegó en un contexto recesivo y de fragilidad socioeconómica que había comenzado en el año 2018. En este marco, la pandemia y las medidas de aislamiento agravaron la crisis precedente al obstaculizar la reactivación económica y paralizar la demanda de empleo y el consumo (Pol et al., 2021). Las mujeres, los/as jóvenes y los/as trabajadores/as informales fueron los grupos sociales más afectados (CEPAL-OIT, 2020).  

Durante 2020 hubo una reducción generalizada de la tasa de actividad a nivel nacional, que pasó de 47,3% a 43,2% [4]. En 2021, la recuperación económica elevó la tasa al 46,5%, pero no alcanzó para volver a la situación de 2019. En el caso de las mujeres, la caída de la actividad durante la pandemia, que fue de 3,5 pp.[5], se recuperó en 2021; y en los varones, si bien experimentaron una disminución más importante de la tasa en 2020 (-5 pp.), hacia 2021 retornaron al valor de la prepandemia.  

Gráfico 1. Tasas de actividad según sexo. Promedios anuales. Total 31 aglomerados urbanos y Gran Mendoza. Años 2019-2023 

imagen Fuente: Elaboración propia a partir de EPH-INDEC. 

Fuente: Elaboración propia a partir de EPH-INDEC. 

 

Hacia 2022 y 2023, la participación laboral continuó recuperándose y a nivel general alcanzó casi el 48%. Las mujeres registraron la tasa de actividad más alta en los últimos 20 años, por encima del 50%. La brecha de género, que en 2019 representaba 20,5 pp., se redujo a 18,5 pp. Este comportamiento, si bien es significativo porque implica una mayor incorporación de las mujeres a la actividad, da cuenta de una mayor presión sobre la fuerza de trabajo femenina para suplir la caída en los ingresos de los hogares en un contexto de alta inflación y pérdida del poder adquisitivo. 

En el caso de Gran Mendoza, a diferencia de lo ocurrido a nivel nacional, no se observó en 2020 una disminución de la tasa de actividad general (en promedio para ese año). La actividad se mantuvo en torno al 48%, debido a una apertura más rápida de las actividades, en comparación con el resto del país, que habilitó el retorno al mercado de trabajo (Pol et al., 2021). No obstante, hubo un impacto desigual por género durante ese año: mientras la tasa de participación laboral de las mujeres cayó levemente (-0,8 pp.), se incrementó la de los varones (+0,7 pp.). Este comportamiento se corresponde con la intensificación de tareas reproductivas y de cuidado, en un contexto de pandemia y cierre de las instituciones educativas, que llevó a las mujeres a quedarse en los hogares y a disminuir su participación laboral.  

En los años siguientes, la tasa de actividad en Gran Mendoza también creció a nivel general, superando el 50%. En las mujeres, la tasa alcanzó el 55% durante 2021 y 2022, un valor muy elevado en términos históricos que devela el esfuerzo de los hogares por incorporar ingresos en un contexto de reactivación económica, pero con generación de empleo de bajos salarios. En lo que respecta a los varones también se elevó su participación laboral al 74%.  

Hacia 2023, en un marco de menor crecimiento económico y mayor inflación, la tasa de actividad general se ubicó en 49%, mientras que disminuyó la actividad laboral de las mujeres (-3,6 pp.) y, en menor medida, la de los varones (-0,5 pp.). El saldo de estos últimos comportamientos fue un aumento de la brecha de género, en comparación con los años anteriores, que superó la diferencia a nivel nacional. 

Desempleo

Luego de un agravamiento del desempleo en 2020, que a nivel nacional llegó al 11,5%, durante los tres años siguientes se registró una mejora del indicador. En 2023 la tasa de desocupación para el total de aglomerados fue la más baja de los últimos 8 años: 6,4%. Esta disminución general del desempleo se reflejó tanto en varones como en mujeres, aunque la brecha de género se mantuvo prácticamente igual, si contrastamos el año 2019 con los últimos datos de 2023. 

Gráfico 2. Tasas de desempleo según sexo. Promedios anuales. Total 31 aglomerados urbanos y Gran Mendoza. Años 2019-2023 

imagen Fuente: Elaboración propia a partir de EPH-INDEC. 

Fuente: Elaboración propia a partir de EPH-INDEC. 

 

En Gran Mendoza la tasa de desempleo general también tuvo una significativa caída en los años posteriores a la pandemia: pasó de 11% en 2020 a 5,3% en 2023. Esta disminución estuvo acompañada de una reducción de las tasas para cada sexo y de la brecha de género. Sin embargo, la desigualdad entre varones y mujeres aún se encuentra en niveles superiores a los observados a nivel nacional. 

Es importante contextualizar esta tendencia con información sobre las características del empleo que se genera. El dato de desempleo se complementa con la tasa de subocupación horaria que representa a las personas ocupadas que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias y que están dispuestas a trabajar más horas (INDEC, 2023). 

A nivel nacional, la tasa de subocupación disminuyó en el período posterior a la pandemia y pasó de 12,7% en 2019 a 10,1% en 2023. En el caso de las mujeres la tasa descendió de 15,2% a 12,6%, mientras que en los varones la disminución fue de 10,7% a 8,1%, en los respectivos años. A pesar de esta tendencia, la brecha de género se mantuvo en torno a los 4,5 pp.  

En Gran Mendoza, la tasa de subocupación no solo es más alta que en el promedio del país, sino que en estos últimos años fue en aumento: pasó de 15,8% en 2019 a 16,5% en 2023. Este incremento estuvo traccionado por la situación de las mujeres, cuya tasa de 19% pasó a 21,1%, mientras que en los varones la tasa se redujo sutilmente (de 13,2% a 12,9%). Lo expuesto resultó en una mayor brecha entre varones y mujeres de 8,5 pp. (+2,7 pp. que en 2019). De esta manera, las mujeres siguen teniendo empleos con menor carga horaria, que suelen presentar más inestabilidad e informalidad laboral y menores remuneraciones. 

Aproximación a las condiciones laborales

Además de tener una menor participación en el mercado de trabajo y más dificultades para conseguir un empleo, las mujeres son quienes tienen inserciones laborales más precarias, sin registro en la seguridad social y sin otros derechos laborales. Por ello, estuvieron más afectadas por la crisis económica y la pandemia: los sectores más damnificados, como el turismo, el comercio y, especialmente, el servicio doméstico, presentan una alta tasa de feminización e informalidad (Belloni et al., 2022; CEPAL, 2021).  

La tasa de no registro de asalariados/as en la seguridad social se utiliza como una aproximación a la medición de la informalidad [6]. En Argentina, en 2019 esta tasa alcanzaba al 35% de las personas asalariadas. Con la pandemia, en 2020 se produjo una reducción del porcentaje de este indicador (-4,9 pp.), pero no a causa de una mejora en las condiciones laborales de los/as trabajadores/as sino, por el contrario, de una mayor destrucción de empleos informales y desprotegidos (Pol et al., 2021). En el caso de las mujeres, la caída de la tasa fue aún más pronunciada (-5,9 pp.), dada su mayor inserción en empleos precarios. 

Con la apertura de las actividades económicas y la eliminación de las restricciones a la circulación, la tasa de no registro aumentó nuevamente (Pol et al., 2021). Durante 2022, para el total de aglomerados la tasa alcanzó al 36,7% de los/as asalariados/as y superó el valor prepandemia. En el caso de las trabajadoras asalariadas, la informalidad traspasó el 38%, lo que evidencia que parte de la reducción del desempleo en estos años tuvo que ver con la generación de empleo informal. La brecha de género para este indicador se redujo levemente si comparamos 2019-2023, pasando de 3,6 pp. a 3,1 pp. 

Gráfico 3. Tasas de no registro según sexo. Promedios anuales. Total 31 aglomerados urbanos y Gran Mendoza. Años 2019-2023 

imagen Fuente: Elaboración propia a partir de EPH-INDEC. 

Fuente: Elaboración propia a partir de EPH-INDEC. 

 

Para Gran Mendoza, la dinámica de la informalidad laboral fue similar a la nacional: se produjo una disminución de la tasa durante la pandemia y un aumento en los años siguientes, con la particularidad de que en la provincia se observaron mayores valores. Después de la pandemia, este indicador superó el 42% a nivel general, es decir que más de 4 de cada 10 personas asalariadas no se encuentran registradas en la seguridad social. 

En el caso de las mujeres, las tasas también son más elevadas en Gran Mendoza. En el año 2023, casi la mitad de las trabajadoras asalariadas no estaban registradas (+8,8 pp. que a nivel nacional). A su vez, la brecha de género alcanzaba los 10pp. en este aglomerado, mientras que en el país la diferencia entre varones y mujeres es de 3pp. De este modo, las trabajadoras mendocinas tienen mayores desventajas que respecto del promedio nacional. 

Reflexiones finales

Pese a algunos avances en las últimas décadas en cuanto a la incorporación de mujeres al mercado laboral, aún persisten inequidades de género que requieren del diseño de políticas públicas específicas que incorporen esta perspectiva y un pacto fiscal que habilite al Estado destinar recursos en esta dirección. Este breve documento pretende aportar en este sentido con el análisis de algunos datos que muestran las disparidades de género que existen en el mercado de trabajo en Argentina y con la generación de evidencia sobre las particularidades locales. Los datos revelan que las trabajadoras en Mendoza están en una situación más desfavorable, ya que las brechas de género en cuanto a actividad económica, desempleo, subocupación e informalidad laboral son más pronunciadas que a nivel nacional.  

No obstante, en el actual contexto político no parece ser una prioridad atender a estas desigualdades ni atenuar los efectos de la presente crisis en las condiciones de vida de la población en general y las mujeres en particular. Como ya mencionamos, las mujeres se encuentran más expuestas en momentos de crisis económica dada su inserción ocupacional en sectores más volátiles, caracterizados por la temporalidad y la precariedad, lo que las hace más propensas a ser excluidas durante periodos de contracción económica. En este marco, no solo aumenta el desempleo sino también la inactividad ya que las mujeres regresan al ámbito doméstico, lo que refuerza los roles de género, afecta su autonomía económica e incrementa la feminización de la pobreza. Esta situación perjudica especialmente a mujeres que pertenecen a hogares con ingresos bajos y medios (Sabarwal et al., 2011). 

Por último, durante las crisis, las mujeres se organizan y realizan tareas socio-comunitarias para sostener la vida en los barrios populares. En la pandemia quedó visibilizada esta labor comunitaria, como el apoyo escolar y los comedores populares. En un contexto en que el Estado reduce sus funciones para proveer bienestar y no es posible acceder a la oferta del mercado por la pérdida de ingresos, las redes de solidaridad comunitarias se tornan indispensables, aunque es importante advertir que esa carga recae sobre las mujeres y que son tareas no remuneradas. 

En síntesis, esperamos que este documento pueda contribuir al debate público y a la planificación de políticas que reviertan las desigualdades de género, tanto en los mercados laborales nacionales como locales.  

Recomendaciones de políticas públicas

En línea con lo expuesto, se presentan a continuación recomendaciones de políticas públicas para revertir las brechas de género existentes. Para actuar en esta dirección se necesita una mayor presencia del Estado que invierta en políticas orientadas a desarmar los nudos de desigualdad estructural y a mitigar el impacto de la actual crisis económico-social en las condiciones de vida de los hogares y, principalmente, de las mujeres. Sin embargo, parece difícil pensar en estas acciones en un contexto donde hay una reducción de las funciones del Estado y una regresión generalizada de derechos laborales y sociales, y, donde prevalece la idea que las relaciones laborales son relaciones contractuales entre iguales (sin considerar las situaciones de desigualdad real y menos aún las brechas de género descriptas en el apartado anterior) (Notarstefano, 2024). 

Protección frente a la crisis económica: 

  • Ampliar el espacio fiscal y aumentar la progresividad de los sistemas tributarios para orientar los recursos a las políticas de igualdad de género y derechos de las mujeres.  
  • Implementar medidas específicas para contrarrestar la vulnerabilidad de las mujeres en empleos informales, por ejemplo, extender la cobertura de las transferencias monetarias y reforzar su prestación; y flexibilizar o crear nuevas medidas de apoyo financiero. 
  • Garantizar la equidad en la distribución de recursos de protección laboral considerando las desigualdades de género. 

Promoción de la conciliación laboral con tareas de cuidado: 

  • Establecer políticas que promuevan la redistribución equitativa de responsabilidades domésticas y de cuidado entre géneros. 
  • Fomentar opciones de trabajo remoto o jornadas flexibles para adaptarse a las necesidades familiares. 
  • Establecer regulaciones que aseguren condiciones equitativas en el trabajo a distancia, evitando la sobrecarga de responsabilidades domésticas para las mujeres. 

Igualdad de remuneración: 

  • Implementar programas que fomenten la participación de mujeres en sectores considerados de "alta productividad" y "especializados". 
  • Promover acciones para eliminar la brecha de género en roles de liderazgo y toma de decisiones. 
  • Reforzar las regulaciones y sanciones contra la discriminación salarial basada en género. 

Reconocimiento y redistribución de cuidados: 

  • Promover el reconocimiento de los cuidados como trabajo, derecho y necesidad. 
  • Establecer medidas que redistribuyan equitativamente las responsabilidades de cuidado en el ámbito familiar y social. 
  • Fortalecer la provisión de servicios de cuidado infantil asequibles y de calidad. 
  • Garantizar licencias remuneradas para el cuidado de familiares, reconociendo la importancia de esta labor. 

Articulación de políticas activas de empleo: 

  • Garantizar que la protección social y las políticas activas de empleo consideren las necesidades específicas de las trabajadoras, asegurando su bienestar. 
  • Ofrecer formación específica y desarrollo de habilidades digitales con enfoque de género. 
  • Facilitar orientación profesional y apoyo en la búsqueda de empleo, especialmente para mujeres y diversidades 

Fuente: Elaboración propia a partir de Belloni et al. (2022), CEPAL (2022) y OIT (2018, 2022a, 2022b). 

Referencias bibliográficas

  • Adelantado, J., Noguera, J. A. y Rambla, X. (2000). El marco de análisis: las relaciones complejas entre estructura social y políticas sociales. En J. Adelantado (coord.), Cambios en el Estado de Bienestar. Políticas sociales y desigualdades en España. Editorial Icaria. 
  • Belloni, P., Brown, B. y Fernández Massi, M. (2022). Las brechas de género laborales en la Argentina durante la pandemia por COVID-19. En P. Dalle (comp.), Estructura social de Argentina en tiempos de pandemia, vol. 1: Efectos de la doble crisis y recomposición social en disputa. IMAGO MUNDI. 
  • Borisonik, D. L., Bocca, L., y Otero Torres, E. (2017). Hablar de diversidad sexual y derechos humanos: Guía informativa y práctica.  Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural. https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/hablemos_sobre_diversidad_sexual.pdf  
  • Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL] - Organización Internacional del Trabajo [OIT]. (2020). La dinámica laboral en una crisis de características inéditas: desafíos de política. Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe N° 23.   
  • Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL] (2021). La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad. Informe Especial COVID-19 N°9. 
  • Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género [DNEIyG]. (2022). El costo de cuidar. Las brechas de género en la economía argentina. 1er trimestre 2022. https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/2022/11/el_costo_de_cuidar_las_brechas_de_genero_en_la_economia_argentina.pdf  
  • Ecofeminita/OXFAM. (2022). Los cuidados en Latinoamérica y El Caribe. Entre las crisis y las redes comunitarias. OXFAM. https://lac.oxfam.org/latest/policy-paper/los-cuidados-en-latinoam%C3%A9rica-y-el-caribe-entre-las-crisis-y-las-redes  
  • Faur, E., y Jelin, E. (2013). Cuidado, género y bienestar. Una perspectiva de la desigualdad social. Voces en el Fénix N°23. https://notablesdelaciencia.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/26420/CONICET_Digital_Nro.a28c7ca3-1a7a-425b-8c8d-767477595edf_X.pdf?sequence=5&isAllowed=y  
  • Instituto Nacional de Estadística y Censos [INDEC] (2023). Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos (EPH). Tercer trimestre de 2023. Informes técnicos.  
  • Notarstefano, I. (2024). El impacto del DNU de Milei en los derechos laborales de las mujeres. Ecofeminita. https://ecofeminita.com/dnu-derechos-laborales/?v=5b61a1b298a0 
  • Organización Internacional del Trabajo [OIT]. (2018). La brecha de género en el empleo: ¿qué frena el avance de la mujer?. InfoStories. https://www.ilo.org/infostories/es-ES/Stories/Employment/barriers-women#intro 
  • Organización Internacional del Trabajo [OIT]. (2022a). Los cuidados en el trabajo: Invertir en licencias y servicios de cuidados para una mayor igualdad en el mundo del trabajo. https://www.ilo.org/global/meetings-and-events/WCMS_838416/lang--es/index.htm  
  • Organización Internacional del Trabajo [OIT]. (2022b). América Latina y Caribe: Políticas de igualdad de género y mercado de trabajo durante la pandemia. Nota técnica. Serie Panorama Laboral en América Latina y el Caribe 2022. https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_838520.pdf  
  • Pol, A., Paz, B., y Ledda, V. (2021). Observatorio laboral. Informe 2020. Instituto de Trabajo y Producción. Universidad Nacional de Cuyo. https://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/16425/informe-observatorio2020.pdf  
  • United Nations Entity for Gender Equality and the Empowerment of Women [UNWomen]. (s.f.). OSAGI Gender Mainstreaming. Concepts and definitions.  https://www.un.org/womenwatch/osagi/conceptsandefinitions.htm 

Notas

[1] Las mujeres en Argentina realizan las tres cuartas partes de las tareas domésticas y de cuidados y les dedican, en promedio, 6,5 horas diarias, casi 3 horas más que las que dedican los varones (DNEIyG, 2022)

[2] Existen otros indicadores estadísticos que profundizan en el análisis de la situación de las mujeres en el mercado de trabajo, pero exceden el objetivo de esta breve reflexión que proponemos. 

[3] La brecha de género es la distancia entre mujeres y varones con relación a un indicador determinado. En este caso, se calcula como la diferencia en puntos porcentuales (pp.)  entre los resultados del indicador para las mujeres y los varones.

[4] El cálculo de las tasas generales se realiza sobre la población total, mientras que las tasas por sexo se realizan para la población de 14 años y más.

[5] pp. = puntos porcentuales 

[6] El cálculo de la tasa de no registro representa el porcentaje de personas asalariadas sin descuento jubilatorio. La tasa general se calcula sobre el total de asalariados/as, mientras que la tasa por sexo se realiza sobre los/as asalariados/as de 14 años y más.

Cómo citar este trabajo: 

Ledda, V. y Paz, B. (2024). Mujeres en el mercado de trabajo en Argentina y Mendoza. Recomendaciones de políticas públicas en clave de género. Área de Políticas Públicas. Instituto de Trabajo y Producción. Universidad Nacional de Cuyo.  https://www.uncuyo.edu.ar/politicaspublicas/8m-la-situacion-de-las-mujeres-en-el-mercado-de-trabajo-en-argentina-y-mendoza 

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