“Borges, un rostro en el espejo” fue realizado hace algunos años por el entonces “Teatro Popular de la Ciudad” con otro formato. En las circunstancias actuales hemos pensado que había que facilitar la realización del mismo, especialmente en lo técnico. Y esta decisión no fue difícil tomarla porque, fundamentalmente, lo que verdaderamente importa es, en definitiva, la gran obra de Borges y los actores recreándola. Es una actriz, Virginia Lago, dos actores, Víctor Hugo Vieyra y Héctor Giovine, un músico, Mario Corredera. Son tres atriles, una guitarra y percusión. 

La música constituye un personaje más. Los efectos musicales van surgiendo a partir de las necesidades dramáticas, aportando un diálogo teatral con los protagonistas, lleno de sugestión y magia.

Como anécdota, que todavía nos conmueve, decimos que en la última función del espectáculo asistió, sin previo aviso, el mismo Borges y María Kodama. Entre otras cosas, al finalizar, nos dijo: “Es la primera vez que entiendo alguno de mis poemas”. Sin duda, una vez más, Borges demostraba que era muy generoso.

Este año 2019 se cumplen 120 años del nacimiento de nuestro gran escritor. Nos pareció oportuno celebrarlo con aquellos que ya conocen a Borges, que lo han leído y ahora, a través del teatro, puedan disfrutarlo una vez más; pero lo que nos moviliza particularmente es que espectadores que no han tenido la posibilidad de conocer su obra se asombren de descubrir un mundo maravilloso. La bella palabra de Borges, la música, el decir de los actores, se van trabando entre sí para configurar una maravillosa y envolvente historia, plena de teatralidad, impensada de poder realizar con el texto borgeano. Sin embargo aquí está haciendo su recorrido con toda fluidez, y logrando un todo fascinante y sugestivo.

Sería valioso que el público, a través del teatro, tomará contacto con la obra de uno de nuestros más grandes escritores. 

Que así sea.

Héctor Giovine.