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"Para ver lo que nunca viste"…

Tenés que hacer lo que nunca hiciste, fue el nombre del taller que dio cierre a la primera proyección del ciclo de Cine “Derecho al Cine” que organizan el Programa P. Jorge Contreras y el Área Artístico Cultural de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNCUYO.

11 de septiembre de 2013, 15:26.

imagen "Para ver lo que nunca viste"…

Celste Genco aportando con sus sueños al Mural

El ciclo de Cine Derecho al Cine es una nueva iniciativa que tiene por objetivo promover la visualización de películas como parte de un proceso pedagógico. De esta manera, desde el Programa P. Jorge Contreras se construyó una cartilla de actividades que acompañó la proyección en el Cine Universidad de la primera película del Ciclo: “Up, una aventura en alturas”.

De la proyección de la película participaron aproximadamente 60 niños, niñas y adolescentes del barrio Yapeyú, del Centro de Actividades Educativas Garabatos y de la Escuela Elvira Rawson de Dellepiane. Antes de la visita al cine se realizó en la escuela a través del Programa Contreras el taller de preparación, donde se construyeron atrapasueños. “El objetivo principal de esta actividad era poder dialogar acerca de los sueños con los niños y niñas”, dijo Celeste Genco, extensionista del programa.

Después de ver la película la actividad propuesta en el taller semanal de la Escuela Elvira Rawson de Dellepiane tenía por finalidad asumir la dimensión colectiva de los sueños. De esta manera, se propuso la elaboración colectiva de un mural. Cada niño y niña anotó en un papel su sueño y luego salió en búsqueda de los sueños de otros integrantes de la comunidad educativa. Con todos los sueños se decoró un mural hecho en afiches que tenía la frase “Para ver lo que nunca viste tenés que hacer lo que nunca hiciste”. Así se pretendió fomentar la concepción de que debemos hacer cosas concretas para avanzar en la búsqueda de nuestros sueños. “Lo más importante es volver a soñar, tener la capacidad de soñar es algo muy importante y en este mundo eso no siempre se valora”, aseguró Liliana, la señorita de 7º grado de la escuela.

Estos talleres tuvieron otros efectos que no estaban previstos, como descubrir algunas dificultades motrices en algunos niños o revalorizar su capacidad de abstracción. Esto es una cualidad principal de los espacios de educación popular: la propia realidad y sus actores son también educadores, enseñan con su propio devenir. De esta manera, todos aprendemos y todos enseñamos, siendo todos sujetos activos de este proceso transformador.

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