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Plan Estratégico 2030: la UNCUYO empieza a escribir su hoja de ruta para la próxima década

Con el primer plenario de comisiones que tuvo como eje “La Educación Superior del futuro” se dio inicio al proceso de construcción colectiva que planificará hacia dónde va la Universidad. Abrió el Rector, disertaron dos especialistas y se trabajó en grupos según temáticas.

07 de mayo de 2021, 13:20.

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Plan Estratégico 2030: la UNCUYO empieza a escribir su hoja de ruta para la próxima década

La Universidad Nacional de Cuyo avanza en el camino hacia la proyección de su próxima década, y lo hace a través del Plan Estratégico 2030. Con foco en “El futuro de la Educación Superior” este martes se dio por iniciada la instancia de plenarios de comisiones –serán tres- en los que se busca que los distintos claustros trabajen de forma colectiva en la construcción de la UNCUYO del futuro. Fue convocada por la Dirección de Políticas Públicas y Planificación de la Universidad y convocó a más de 500 personas.

En la bimodalidad, con transmisión vía streaming por Señal U Académico, fue el rector Daniel Pizzi el encargado de darle la bienvenida a los cientos de participantes –algunos en la presencialidad y otros online- y a los disertantes invitados. Los expertos Augusto Pérez Lindo, de la Universidad Tres de Febrero, y Carlos Iván Moreno, de la Universidad de Guadalajara fueron los encargados de las ponencias que sirvieron como antesala al trabajo en comisiones, que se realizó por temáticas, en sesiones virtuales simultáneas.

Estos talleres estuvieron integrados por referentes designados por las Unidades Académicas e Institutos, equipos de gestión de las Secretarías y miembros del Consejo Superior, para analizar los siguientes ejes: enseñanza, investigación y vinculación, extensión, internacionalización, bienestar y gestión institucional. 

“¿Por qué planificar justo ahora en este momento tan adverso, cambiante y plagado de incertidumbre? Justamente por eso. Porque la pandemia aceleró procesos de cambio que se venían gestando. Porque cambió el mundo, la vida de nuestra comunidad, las expectativas de quienes ingresan a la Universidad, las demandas de la sociedad a las que nos debemos. Es necesario que mirando el futuro analicemos, proyectemos y consensuemos el rol de las Universidades”, planteó el Rector.

Que serán el motor, la fuerza que reactive el desarrollo de la economía, las que revitalicen los lazos sociales y propongan innovación, es lo que planteó Pizzi. “Si no lo hacemos nosotros, las universidades nacionales estaríamos en falta grave. Hoy tenemos también la oportunidad y el desafío de ser ejemplo de nuestras comunidades y llamados a ser protagonistas”.

Con respecto a cómo ha sido el trayecto de la UNCUYO en su planificación estratégica, destacó que la Casa de Estudios se caracteriza por ser una de las pocas universidades nacionales que ha finalizado su cuarto proceso de evaluación institucional. El último fue en 2018, en el marco de “autoevaluaciones” propuestas desde la creación de la CONEAU por la Ley de Educación Superior.

También, habló del plan que en 2012 se creó para la UNCUYO 2021. “Fue el primer ejercicio de pensar la Universidad como un todo, un hito importante ya que la vocación de planificación estratégica quedó plasmada en nuestro estatuto. Luego avanzamos en la operativización de ese plan. No partimos de la nada. Al contrario. El actual proceso que iniciamos hoy se ha sustentado en una vasta tradición institucional, en prácticas que han ido impregnándose en la Universidad”.

Por último, el Rector dijo: “Queremos escuchar las opiniones de toda nuestra comunidad universitaria y conocer expectativas y demandas de actores externos. Queremos que sea un proceso rico en su construcción. Necesitamos ver el horizonte y que sea construido entre todos y todas. El gran desafío es que esto culmine en la definición de políticas institucionales a las que darles continuidad en el tiempo”.

Palabras de expertos

Augusto Pérez Lindo habló sobre los “Escenarios del futuro de la universidad”, haciendo una introducción con respecto a las dimensiones de la crisis y la pandemia destacando que “la gestión inteligente en contextos de incertidumbres se ha vuelto crucial”.

“Tenemos la cantidad de profesionales que el mercado necesita y exportamos gratis materia gris. No tenemos una cultura para aprovechar el capital intelectual que tenemos”, advirtió.

Llamó a atender a las consecuencias de la virtualización: que al lado del campus presencial va a ver un campus virtual, global y gratuito, que todos están pasando al sistema bimodalidad pero que la digitalización de las universidades está atrasada.  

“Pero hay que tener en cuenta que la función central de la educación es la socialización de los jóvenes y ahora más que nunca”, expuso.

Entre otras ventajas, mencionó el surgimiento de un nuevo espacio de educación superior a nivel global, y la necesidad de dejar de pensar en temas territoriales.

Destacó la importancia de un refuerzo de la función social de las universidades y el desafío de liderar el surgimiento de un modelo de desarrollo inteligente, solidario y sustentable. “Es la hora de la reconstrucción”, dijo pensando en los próximos 10, 20 y 30 años.

Puntualmente sobre las proyecciones de la UNCUYO enumeró como esenciales: la modernización de pequeñas y medianas empresas, la creación de emprendimientos agroalimentario tecnológicos y sociales, el mejoramiento del sistema de salud, la recuperación e industrialización de la basura, la instalación de sistemas de gestión inteligente en los organismos públicos, la creación de parques de energía solar o eólica y el desarrollo de una red para el pensamiento global.  

“Hay que hacerse cargo del futuro”, sentenció y planteó un cambio en el principio de realidad. “La idea de la universidad como fábrica de diplomados o enseñadero ya no se sostiene. Lo que faltan no son profesionales, sino innovadores, emprendedores o expertos en problemas concretos. En la era Digital y Global tiene que contribuir también a una ciudadanía local y planetaria”.

Carlos Iván Moreno, por su parte, expuso sobre “disrupción y continuidad de los modelos educativos” planteando algunas reflexiones como necesarias para pensar el futuro de la educación superior en las universidades.

“¿El cambio es verdaderamente irreversible? ¿Realmente habrá una disrupción, seremos mejores como universidades? ¿O habrá solo incrementalismo y vamos a mejorar a algunos procesos y a incorporar más tecnología?”, preguntó a modo de desafío.

Luego reafirmó a partir de datos relevados en encuestas: “la disrupción ya sucedió, queda como gestores o líderes directivos universitarios ver cómo la abordamos, cómo nos adoptamos a ella”.

Como sistemas disruptivos, anticipó que en los polos de desarrollo sí se verán. “Veremos cambios estructurales y disruptivos; creación de nuevos mercados; y desplazamiento de grados y títulos por nano y micro-credenciales”.

Mientras que, en el Sur Global, como Latinoamérica, anticipó "conservación, con innovación modesta; financiamiento público dominante; y resistencia jurídica y organizacional”.

En cuanto a desafíos, independientemente de la disrupción e incrementalismo, aseguró que las universidades públicas más pequeñas y medianas tienen que demostrar de mejor manera el valor público y social; reducir la dependencia del gobierno federal y el subsidio público; apostar más a los programas cortos y a la educación continua; generar más trabajo en redes y consorcios universitarios; e invertir en la innovación sistemática.

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