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Homenaje de Ediunc a Zama

Publicó una edición especial del libro de Di Benedetto que se presentó en la Semana de las Letras de la municipalidad de Godoy Cruz.  

11 de junio de 2015, 10:21.

imagen Homenaje de Ediunc a Zama

De izquierda a derecha: Pilar Piñeyrúa, Rodolfo Braceli, Estela Saint André y Juan López.

La Ediunc realizó una publicación especial de la novela Zama, de Antonio Di Benedetto, con ilustraciones de Cristian Delhez y un ensayo de Estela Saint André. Esta edición se distribuirá en bibliotecas públicas y privadas de la Provincia y en las unidades académicas de la UNCuyo.

Con Zama, la Ediunc inauguró su nueva colección Literaturas. La directora del sello universitario, Pilar Piñeyrúa, expresó que toda presentación para los editores es un festejo, porque después del estrés de la producción llega el momento de compartir con amigos el orgullo de haber producido un libro. “No es fácil hacer edición tan alejados del centro neurálgico del país, casi en los márgenes del mercado y de donde se toman decisiones, por eso nos trae esta satisfacción” explicó.

Piñeyrúa agradeció a los colegas de Adriana Hidalgo Editora por autorizar la publicación especial, con la que Ediunc busca aportar a la promoción de la lectura y homenajear al gran escritor. “Con esto inauguramos en nuestro catálogo una nueva colección destinada a la literatura y queríamos hacerlo con un título insigne de la literatura mendocina, como es Zama” expresó.

El director de la Colección, Juan López, dijo que detrás del libro hay mucha gente y que la edición “está llena de generosidad”. En ese sentido agradeció a Pilar por impulsarla y acompañarla con toda su disposición. Señaló además, que el proyecto comenzó en la gestión universitaria anterior y que se materializa en la actual. “Valoramos y agradecemos su apoyo para concretar estas ediciones, no es fácil publicar, no es fácil apostar a proyectos así”.

El director de Cultura de Godoy Cruz, Diego Gareca, manifestó que la Ediunc hizo un esfuerzo muy grande para traer Zama nuevamente a nuestras manos. “Estamos compartiendo esta idea de pensar y de acompañar los procesos cotidianos de nuestros vecinos, con nuestros escritores. Antonio Di Benetto es uno de los grandes escritores de Mendoza y la Ediunc ha podido concretarlo. Nos honra que en esta Semana de las Letras podamos compartir y ser parte de este acontecimiento histórico”.   

Por su parte el coordinador de la Semana de las Letras, Alejandro Frías, comentó que confiar en el acto literario, que implica escribir, leer, intercambiar y  hacer devoluciones, todavía es un acto que une. Agradeció a la Ediunc por la reedición de Zama: “Quienes venimos trabajando desde hace mucho en la literatura y su difusión, sabemos que Di Benedetto es una persona con la que no hemos hecho justicia y esta edición mendocina de Zama es la mejor edición que se hizo y la más cuidada. Me parece que es un acto de justicia” sentenció.

Reencuentro con Di Benedetto

El poeta, narrador, ensayista y periodista, Rodolfo Braceli, habló de Di Benedetto como jefe, amigo, hijo, y escritor. Contó pequeñas historias de la vida cotidiana del autor con la idea de encontrar algunas claves de su escritura. Se remontó a la oficina de redacción del diario Los Andes en la que tuvo el privilegio de compartir con él y de experimentar la convivencia por más de 5 años. “Yo tenía 20 años y él casi el doble” comentó.

“A Di Benedetto no lo siento como maestro de periodismo sino como maestro del idioma. Para él, el periodismo no era lo fundamental de su vida. Siempre me decía Rodolfo cuídese del periodismo, cuide que no contamine a su literatura por esa cosa que tiene de fugacidad. Al periodismo él lo tenía a la distancia y defendía a su literatura de la coyuntura, de lo inmediato”, argumentó.

Braceli comentó que cuando lo conoció, ya hacían dos años de la publicación de Zama. “Siempre he pensado que es un libro prodigioso pero no de la literatura mendocina, argentina o latinoamericana, sino del habla castellana”.  

Resaltó además que el autor vivía entre una sostenida pulseada entre la culpa y la necesidad de confesión. Y en sus libros habla de ser juzgado por culpas equivocadas: “Me están juzgando por otras culpas y no por las que tengo. Las culpas no se pueden borrar ni olvidar. Me gustaría ser yo y ser otro. Ser dos para que las culpas las tuviera el otro”, citó.

El poeta se refirió al Di Benedetto de cada día. Lo describió como una persona que aborrecía el futbol y también los ruidos. “Huía de ellos”, expresó. Mencionó que creó al personaje del silenciero: “El personaje era él pero lo ficcionaba de tal manera que se convertía en otra cosa –dijo y agregó- a sus personajes los maceraba en su propio cuerpo”.

Comentó que Di Benedetto era una persona minuciosa, obstinada y fervorosa. Lo definió como una especie de relojero y a su obsesión como su hábito. “Era un ajedrecista siempre tratando de adivinar la próxima jugada, él no se daba tregua. Un torturado relojero, ingeniero sin sosiego en el vivir y de escribir. Él podía prescindir de algunas éticas pero jamás pudo prescindir de la ética de la sintaxis. Su modus operandi era la agonía y la obsesión y así construyó sus libros”, relató Rodolfo.

El suicidio fue un tema recurrente en él. Entonces ¿qué lo ataba a la vida? se preguntó Braceli, a lo que respondió: "la necesidad de estar vivo para luchar por el destino de sus libros”. Sintetizó el mundo de Di Benedetto como una sucesión de culpa, confesión e insomnio. “Así concebido, la única posibilidad de paraíso era el purgatorio. La última palabra de su último libro Sombras nada más, era olvido, pero la escribió para que no fuera cierta”, concluyó el periodista.

Antes de Braceli, la profesora Estela Saint André se ocupó de construir a través de anécdotas la figura de Di Benedetto. Comenzó su relato con el recuerdo de su paso universitario. “Zama fue el primer libro que compre al entrar a la Facultad, después de un cruce de palabras con un profesor –dijo y agregó- ha pasado un largo tiempo y  todavía Di Benedetto se me sigue apareciendo”.

En esa época las personas hablaban de él con juicio, con prejuicio, con alabanza, con crítica, como una figura autoritaria, generosa, egoísta, tímido y arrogante. “En España me encontré con gente que lo conocía y que tenía las mismas versiones disimiles, con las que estuve confundida toda la vida”, confesó.

“Nunca lo conocí. Sólo he sido una asidua lectora, lo leí muchas veces y de distintas maneras. Cuando releo una obra la encuentro distinta, ni mejor ni peor, sino diferente. Estoy segura de que algo que se me escapó o va a surgir de entre las palabras, como si me estuvieran esperando en el tiempo”, narró.

Estela mencionó que nunca le interesó la vida privada de ningún autor, pero que en sus clases les pide a sus alumnos que encuentren elementos de la vida ideológica, política y familiar del autor que aparezcan retractados en su obra. “La mayoría de los autores utilizan la letra para construir o de construir su yo. En este ejercicio permanente empezó a armarse otra figura, otra posibilidad de entender a Zama” explicitó.

En ese recorrido por el escritor, puso en valor la gran preocupación ética de Di Benedetto que se refleja en todas sus obras. “Creo que esa es una de las llaves que más me gusta y que explicaría mucho de esa ambigüedad”. Asimismo resaltó que en sus relatos, como en su vida, parecería elegir la soledad por su propia voluntad, y eso oscila en toda su narrativa, con la concepción de sentirse por un lado un pecador y por otro lado tan bueno como el pan.

Zama

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