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Recordamos el pimer aniversario sin Jorge Contreras

La Secretaría de Extensión Universitaria recuerda el segundo aniversario de la partida física de Jorge Contreras, sacerdote comprometido con la promoción humana, la defensa de los Derechos Humanos en Mendoza y Doctor Honoris Causa de la UNCuyo. Desde el Programa Padre Jorge Contreras de la SEU reproducimos la carta queel P. Vicente Reale

24 de agosto de 2010, 13:01.

imagen Recordamos el pimer aniversario sin  Jorge Contreras
¡Hola, Jorge!

Aquí van unas líneas en este segundo aniversario de tu partida, en el día de tu Nuevo Nacimiento.

Sabrás que muchos, yo incluido, extrañamos tu reservada presencia, tu palabra reposada, tu pacífica mirada.

Quienes tuvimos el privilegio de compartir muchos y trascendentes momentos de tu vida, disfrutamos de la adicional gracia que significa aquella presencia, palabra y mirada impresas en nuestras vidas y que son nuestra diaria compañía, además de estímulo vital.

Ni qué decirlo. Desde aquí, apenas imaginamos cómo has pasado estos dos años de tu nueva vida.

Sí. Tienes razón. En el tiempo sin tiempo, no existen las horas, los días y los años. Pero, claro, desde "este lado" no tenemos otro modo de expresarnos y de insertarnos en la eterna y universal historia.

Seguramente estarás mejor y más informado que nosotros sobre el andar de este terrenal mundo. Me permito, sin embargo, confiarte mi visión y mis vivencias como cuando, acompañados de unos "amargos", transcurríamos largos momentos en plácido diálogo.

Desde tu partida, en nuestra movida historia, se han producido realidades mejores y de las otras.

En el orden (o desorden) mundial, creo que hemos avanzado en la toma de conciencia sobre los vastos problemas que nos aquejan y hemos insinuado algunos caminos de solución en temas como el calentamiento global, las crisis financieras, la preservación de nuestro ecosistema, el apaciguamiento de las guerras, la lucha contra la pobreza.

Cierto, como siempre decías: "Del dicho al hecho hay un gran trecho". Y yo agrego: el camino más largo es el que va del cerebro al bolsillo. Todo está por verse.

La realidad latinoamericana continúa con sus bemoles. Bemoles a los que se han agregado los trágicos terremotos de Haití y Chile. Debo decirte, sin embargo, que existen dos aspectos positivos: la crisis financiera mundial no nos ha hecho demasiado daño y la mayoría de nuestros países están encontrando "su propio camino" en este mundo globalizado.

En nuestra Argentina del Bicentenario hay algunas cosas para festejar y otras para seguir preocupados. Hemos avanzado en las políticas de derechos humanos y más universales; en cierta mejora económica distributiva, en perder el miedo a opinar y a debatir sobre temas que antes eran intocables o no interesaban a la gran mayoría.

Adosado a ello, te diré que no terminamos de encontrar la punta del hilo de la política económica gubernamental. Me parece que se improvisa en demasía, que se van cubriendo baches que, al poco tiempo, con la inflación, se vuelven a abrir. Los que hacen su agosto son los adinerados de siempre.

¡Qué decirte de la vida política! Una ensalada de dichos y de hechos más preocupantes que hace dos años. Sigue siendo casi un "todos contra todos" (tanto en el oficialismo como en la oposición), con el agravante de que la dirigencia política se aleja cada vez más de los deseos y de las necesidades de la gente.

"Cada grupito con su librito" parece ser el lema. No se percibe la voluntad de encarar un Proyecto Nacional Común. Eso sí, ya se ha largado, con más de un año de anticipación, la carrera de los "presidenciables" como si en una sola persona residiera la solución mágica para el buen andar argentino.

¿Y por casa?, me preguntarás. Sí, la casa de nuestra Iglesia, nacional y mundial.

Está en franco progreso una clara deslegitimación de la estructura y de la autoridad eclesial. Desde adentro, coadyuva a este proceso, la porfiada cerrazón a tratar ciertos temas como sacerdocio ministerial, celibato, representación laical, el rol de la mujer, disenso en lo que es opinable, libertad de conciencia, desburocratización, inculturación...

Añadido a esto el terrible agujero de no-confiabilidad que han provocado los casos de abusos sexuales contra menores y el sistemático encubrimiento de los mismos.

Y, desde afuera, la significativa realidad de un mundo cada vez más independiente de la Iglesia, en el pensar y en el hacer. Independencia que es un hecho y un derecho y frente a la que la Institución no acierta a encontrar los caminos de un diálogo constructivo para el bien de la sociedad.

Nuestras prioridades parecen ser las de una suerte de agencia de moralidad, más que las de una comunidad que se preocupa de lo que desvelaba a Jesús: que los hermanos compartan el pan, que haya justicia y solidaridad en las relaciones humanas, que los pobres sean el centro de las acciones de los que mandan y que nadie se sienta excluido. Lo que queda de manifiesto es que, como Iglesia, nos movilizamos ante ciertos temas morales y no ante temas sociales.

Sí. No caben dudas de que, como afirma nuestro amigo Codina, estamos inmersos en un "invierno eclesial". Después del invierno aparece la primavera y muchos estamos apostando a ella.

En este sentido, me llama poderosamente la atención que mucha gente de convicción católica descree cada vez más de lo institucional-eclesial, pero sigue creyendo (de intención y de hecho) en Dios y en su enviado Jesús, buscando nuevos caminos de fraternidad para volver a la comunidad de vida querida por el Maestro.

No deseo "darte la lata" y voy concluyendo estas palabras.

Con tres frases que a menudo comentábamos y que me parecen indicar, siempre más, la hoja de ruta para una renovación de la Iglesia:

"En el atardecer de nuestras vidas, seremos examinados en el Amor".

"Sólo el Amor es digno de Fe".

"El cristianismo es Camino que hay que caminar, Verdad que hay que descubrir y Vida que hay que desarrollar".

Para vos y para nosotros, ¡toda Paz y todo Bien!

Vicente Reale

Para mayor información del Programa ingrese a:
http://www.uncu.edu.ar/extension/paginas/index/programa-padre-jorge-contreras


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